Un equipo de científicos internacionales descubrió una multitud de organismos extraños, entre ellos un "pez sin rostro" que no había sido visto en más de cien años, durante las dos primeras semanas de su viaje por aguas profundas al este de Australia.
El equipo internacional de 40 científicos e investigadores partió de Tasmania el 16 de mayo hacia Brisbane, en Queensland, para descubrir la misteriosa vida y especies que habitan en lo más profundo del océano, señaló DPA.
El "pez sin rostro" fue encontrado a principios de semana en la bahía de Jervis, a unos 4.000 metros de profundidad, según dijo la científica Diane Bray. "Es realmente raro. Parece extraño, una masa amorfa, un poquito como un pulpo. Es flácido y gelatinoso, de un color marronáceo", explicó este miércoles a través de un teléfono satelital desde un barco.
"No tiene ojos o nariz visible y la boca está situada por debajo de la superficie". Según aseguró, es la primera vez que se ve este pez de unos 40 centímetros de largo en aguas de la costa australiana desde que uno de ellos fue descubierto por un barco científico británico en el mar de Coral, cerca de Papúa Nueva Guinea, en 1873.
Se trata de uno de las misteriosas y extrañas criaturas que han sido descubiertas en las profundidades del océano. Los científicos han estado recogiendo muestras y entre ellas han encontrado pulgas y gusanos marinos, minicrustáceos, cangrejos con púas, estrellas marinas bioluminiscentes y arañas ciegas del tamaño de un plato.
La misión científica, de un mes de duración, introduce un aparato que parece un trineo y que va atado con ocho kilómetros de un grueso cable y una cámara de video que se lanza al fondo del mar para recoger muestras de animales y sedimento.
"El objetivo del viaje es descubrir la biodiversidad o los tipos de vida marina que habitan las partes más profundas del océano australiano", dijo un portavoz del museo australiano de Victoria, que también participa de la misión.
Esta zona en aguas profundas está sometida una presión aplastante, escasez de comida y gélidas temperaturas. Es tan oscura que a menudo las criaturas no tienen ojos y algunas tienen que producir su propia luz a través de la bioluminiscencia.
Se cree que un tercio de las especies que se encuentren serán nuevas para la ciencia.