La Gran Barrera de Coral está gravemente enferma. Por primera vez desde que hay registros, dos episodios de la afección conocida como blanqueo coralino se han producido en años consecutivos, 2016 y 2017, afectando sobre todo a la zona septentrional. Un estudio, publicado en portada en la revistaNature el pasado 16 de marzo, advierte de la elevada mortalidad en los arrecifes del mayor sistema coralino del mundo.
Los arrecifes de coral son uno de los ecosistemas más ricos y variados del mundo. Alrededor de una cuarta parte de todas las especies de peces se reproduce en estos sistemas. Además, los esqueletos de los arrecifes sirven como sumidero de carbono y nitrógeno, con lo que ayudan a reducir el ritmo del calentamiento global.
Su desaparición significaría también un golpe sin precedentes para la comunidades que viven de la pesca, así como para la industria pesquera global.
Desde que se estudia el blanqueo de coral, en 1980, se han registrado tres episodios globales: en 1998, 2010 y 2016. Este último ha sido el más severo para la Gran Barrera: menos del 9% de los arrecifes ha resultado intacto. En su zona norte, más del 80% de los arrecifes se ha blanqueado, y muchos de ellos han muerto. La zona sur resultó menos afectada gracias a la tormenta tropical Winston, que removió el agua superficial y permitió que se mezclase con otra más profunda y fría. Sin embargo, el verano austral se está despidiendo con un nuevo evento de blanqueo, lo que dificulta la recuperación de los arrecifes.
Maria Berger es investigadora en la Universidad de Leeds (Reino Unido), y formó parte del equipo del profesor Hughes, que realizó el estudio para la Universidad James Cook de Australia. Berger avisa de que no hay ninguna duda de la influencia del cambio climático en el blanqueo: “El incremento en la frecuencia de estos eventos no tiene precedentes, y no hablamos de eventos pequeños y aislados, sino de grandes episodios”.
La oceanógrafa hizo una lectura optimista al afirmar que el problema no es, todavía, irreversible: “Han salido noticias en los medios afirmando que los arrecifes están muertos, pero no es así. Están enfermos, muy enfermos, pero aún podemos curarlos”, explica. No obstante, para ello no hay otra solución que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y especialmente CO2: “Si pudiéramos usar el coche un poco menos, conectar menos el aire acondicionado, comer algo menos de carne… si todos hiciéramos estas cosas, se irían sumando a la solución, en lugar de al problema”.
¿Qué es el blanqueo de coral?
Los corales son pólipos, animales diminutos, que viven en las aguas cálidas y poco profundas que rodean los trópicos. Estos pequeños animales viven en simbiosis con un grupo de algas, a las que alimentan y protegen a cambio de parte de los nutrientes que estas producen por medio de la fotosíntesis. Los corales actúan, de esta manera, como una especie de agricultores submarinos, cosechando el producto de las algas y alimentándolas con sus propios residuos.
Sin embargo, un aumento de tan solo un grado o un grado y medio en la temperatura del agua que los rodea pone en marcha un mecanismo conocido como “blanqueo” (bleaching en inglés). Cuando se produce este cambio de manera prolongada (en cuestión de semanas), las algas emiten una sustancia tóxica para los corales, que a su vez reaccionan expulsándolas como medida de protección. Al perder las algas que les dan su característico color brillante, los arrecifes quedan blancos. Si el agua no vuelve a su temperatura normal a corto plazo, mueren.
En España: subida del nivel del mar, desplazamiento de especies y acidificación
Las aguas que rodean a la Península Ibérica son demasiado frías para la mayoría de especies de corales, pero otros efectos relacionados con el cambio climático ya son una realidad. El catedrático de Ecología de la Universidad de Oviedo Ricardo Anadón explica que uno de los más problemáticos para las comunidades humanas es la subida del nivel del mar, que no se debe solo al deshielo de los casquetes, sino también a la “dilatación que supone una mayor temperatura”. “La subida del nivel del mar no es algo del futuro. Aquí en España ya hay zonas de playa, de acantilado y obra pública sufriendo las consecuencias”, afirmó el investigador.
Además de la subida del nivel del mar, se espera que las comunidades que viven directamente del mar se encuentren con dificultades económicas derivadas del aumento de la temperatura del agua. Numerosas especies, tanto animales como de algas, se están desplazando hacia zonas más frías. Asimismo, la mayor concentración de CO2 en el agua incrementa su acidez, lo que afecta directamente a moluscos y crustáceos, ya que sus conchas tienden a disolverse.
Santiago Sáez
La Marea
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