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EXTREMADURA

Las espadas milenarias que nos hablan de lo que empezamos a ser
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Las espadas milenarias que nos hablan de lo que empezamos a ser

  • Las espadas de Arslantepe son claves para comprender el origen de la civilización, sobre todo en la zona tartéssica.
  • Por María del Carmen Calderón Berrocal*

sábado 05 de julio de 2025, 01:47h
Las espadas milenarias que nos hablan de lo que empezamos a ser
04JUL25 - CABEZA LA VACA, BADAJOZ.- Las espadas de Arslantepe no son solo reliquias del pasado, sino que representan claves fundamentales para comprender transiciones esenciales de la humanidad: de la piedra al metal, de la tribu al Estado, del cazador al soldado. Los historiadores, al analizar hallazgos lejanos como este, podemos extraer conclusiones fundamentales sobre el desarrollo de nuestra propia historia, pues pueblos como los que crearon estas armas también influyeron en culturas peninsulares, como los íberos y los tartesios, asentados en Andalucía y Extremadura.

En las áridas llanuras de Anatolia oriental, junto al Éufrates y cerca de Malatya, Turquía, se alza Arslantepe, testigo de los primeros pasos hacia una jerarquía social. Su economía se basaba en dos pilares: la metalurgia y la guerra, motores del desarrollo de una compleja sociedad que, siglos después, influiría indirectamente en otras culturas, incluida la peninsular.

Hoy Patrimonio Mundial de la UNESCO, Arslantepe ofreció uno de los hallazgos más impactantes de la arqueología: las espadas más antiguas conocidas, con más de 5.000 años de antigüedad, correspondientes al Calcolítico o Edad del Cobre. Este descubrimiento, realizado hace más de cuarenta años, sigue transformando nuestra visión de los orígenes del combate, la artesanía y la organización social en el mundo antiguo.

Casi contemporáneas de Ötzi, el hombre de los hielos, estas espadas pertenecieron a una sociedad ya estructurada cuando otras regiones aún mantenían formas de vida mucho más primitivas. A comienzos de los años 80, la profesora Marcella Frangipane y su equipo de la Universidad de Roma "La Sapienza" descubrieron un depósito con nueve armas excepcionales: tres espadas cortas y seis dagas largas, halladas en un monumental palacio de adobe de finales del IV milenio a.C., prueba de un sistema de gobierno centralizado y elitista.

Forjadas hacia el 3300 a.C., estas espadas adelantan en mil años la aparición de esta arma icónica, desplazando la idea previa de que surgieron hacia el 1600-1500 a.C. en regiones egeas y mesopotámicas. Su fabricación, mediante aleación de cobre arsenical, demuestra un avanzado conocimiento metalúrgico. La adición de arsénico proporcionaba una mayor dureza y durabilidad que el cobre puro.

Tres de estas hojas estaban decoradas con incrustaciones de plata, lo que indica su uso más allá de lo puramente funcional. Sus dimensiones, entre 45 y 60 centímetros, las sitúan a medio camino entre dagas largas y espadas cortas. Su estructura muestra todos los elementos característicos de una espada: hoja, guarda, empuñadura y pomo.

Estas armas reflejan un momento de transición en el que la metalurgia dejaba de ser solo un oficio utilitario para convertirse en símbolo de poder y prestigio. Las espadas fueron halladas en una sala de armas dentro del palacio, junto a otras armas, fruteros ceremoniales y vasijas de estilo mesopotámico, lo que destaca su importancia para las élites emergentes.

En este contexto, Arslantepe vivía su transformación de una estructura tribal hacia un Estado centralizado. La arquitectura monumental, los registros administrativos (como los sellos de arcilla) y los ajuares funerarios evidencian el surgimiento de jerarquía, poder estatal y control social.

El debate continúa entre si estas espadas fueron diseñadas para el combate o como símbolos de estatus. Su decoración y el contexto de su hallazgo sugieren su función ceremonial, pero su sólida manufactura permite pensar que también pudieron utilizarse eficazmente en combate cuerpo a cuerpo, en un mundo aún dominado por caudillos y élites guerreras.

Situada a solo 7 kilómetros de la actual Malatya, Arslantepe ocupaba un lugar estratégico en la intersección de Anatolia, Mesopotamia y el Cáucaso. Este cruce de caminos facilitó el intercambio de minerales, tecnologías y elementos culturales, como demuestran los rasgos híbridos de su arquitectura y arte.

El túmulo contiene estratos de ocupación desde el VI milenio a.C., mostrando una de las primeras ciudades-estado de la historia. Junto a las espadas, los arqueólogos han hallado palacios, templos y almacenes, reflejo de una sociedad avanzada.

En 2021, Arslantepe fue inscrito como Patrimonio Mundial de la UNESCO por su aportación al conocimiento de los primeros Estados, la innovación tecnológica y el desarrollo urbano. A pesar de los terremotos de 2023 en Turquía, el yacimiento se ha conservado gracias a los trabajos de protección y conservación.

*María del Carmen Calderón Berrocal, Dra. Historia. Ciencias y Técnicas Historiográficas, Correspondiente por Extremadura en Academia Andaluza de la Historia, Cronista Oficial de Cabeza la Vaca. Secretaria Canciller de la Asociación de Cronistas de Extremadura y miembro de la Real Asociación de Cronistas de España

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