Por su belleza arquitectónica es denominada por la Secretaría de Turismo de México como “Ciudad Luz”. Desde el año 2012 ostenta el título de “Pueblo Mágico” por la calidad de la platería, las construcciones coloniales y el paisaje.
Durante la época prehispánica fue habitada por los tlahuicas y su gobernador pagaba tributos a base de miel de abeja e incienso, entre otros productos.
Fue en 1521 cuando Hernán Cortes mandó allí a una expedición española en busca estaño y cobre, materiales que necesitaba para la fabricación de cañones y se encontró, además, con importantes vetas de plata, lo que dio lugar al asentamiento de una población estable, una hacienda de beneficio dedicada a la molienda y fundición del blanco metal. Allí se estableció, en un primer momento, un campamento minero. Por ello, Taxco fue uno de los pueblos fundado por los españoles en México.
A mediados del siglo XVIII el empresario e inversionista aragonés José dela Borda llegó al lugar a explotar la extracción minera, llegando a hacer una gran fortuna con la plata y mandando construir a su costa el templo de Santa Prisca, el icono de la ciudad, de estilo churrigueresco, que se levantó en el tiempo record de siete años. Al finalizar la obra, su benefactor pronunció la famosa frase de “si Dios da a Borda, Borda da a Dios”.
En su interior se conserva la imagen de la Virgen de plata más grande del mundo. La iglesia tiene su adoración a la Inmaculada Concepción de María. Todos los retablos de la parte izquierda se dedican a hombres y los de la derecha a las mujeres.
La tradición plateresca de la localidad se sigue manteniendo con talleres y numerosos establecimientos de venta de joyería.
En el subsuelo del hotel Posada de La Misión, se encuentra “La Mina de Taxco” una explotación, que hoy se muestra con fines turísticos, con galerías de 300 metros de longitud situadas a 40 metros de profundidad”. Pues bien, esta mina se mandó tapar cuando llegaron los españoles permaneciendo 500 años desconocida, hasta que unas recientes obras la descubrieron. Hace tres años es un producto turístico.
Hoy en día, Taxco con sus 90.000 habitantes vive del comercio de la joyería y del turismo, fundamentalmente. Su caserío respira aire colonial, habiéndose respetado su estilo primitivo hasta en la rotulación de los comercios. Sobresale por su historia, sus monumentos, su agradable clima y por la amabilidad de sus gentes.
Cuatro tradiciones se viven con especial intensidad. Son la Semana Santa, las jornadas de Alarconianas en honor de Juan Ruiz de Alarcón, la Feria Nacional de la Plata y la feria del Jumil.
De la Semana Santa destacan sus místicas procesiones que recorren las principales calles de la ciudad, en las cuales participan las diversas hermandades de penitentes que se flagelan a lo largo del recorrido.
Las Jornadas Alarconianas tienen por objeto reconocer las aportaciones del dramaturgo oriundo de Taxco Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza. El festival realza la importancia de las puestas en escena, especialmente del Siglo de Oro Español.
La última semana de noviembre tiene lugar la Feria de la Plata, en la que destaca el concurso, -ahora de carácter nacional- en el que se premian las mejores piezas. En torno a ella se realizan diversos actos y celebraciones para poner en valor la importancia de la industria de la plata en Taxco.
Es costumbre que, el primer lunes de cada mes de noviembre, los habitantes del lugar, suban al cerro del Jumil, para recolectar al insecto homónimo. Luego los llevan a sus hogares para alimentarse con él, preparado frito o bien condimentado. El insecto es muy valorado y venerado desde tiempos prehispánicos. Al jumil le atribuyen los habitantes de Taxco, Guerrero y Morelos, propiedades estimulantes y benéficas para el organismo.
Por estas y otras celebraciones es muy utilizada la frase: ”En Taxco siempre están de fiesta”. De hecho, durante nuestra estancia en la ciudad, a principios del mes de diciembre, fuimos despertados en varias ocasiones por el disparo de bombas y cohetes, desde primeras horas de la madrugada, para anunciar diversas celebraciones religiosas.
Después de la Independencia se acuerda cortar todo lazo que recordase la minería española.
En nuestro recorrido hay que detenerse en el Museo de Arte Virreinal, ubicado en un inmueble con fachada de estilo mudéjar del siglo XVIII. En su interior hay colecciones de piezas de origen oriental que llegaron de Filipinas y exposiciones ilustrativas sobre la técnica del dorado artesanal de la madera.
Llama especialmente la atención el Cristo Panorámico, imagen del Cristo Rededor, que se encuentra dominando la ciudad en lo alto del Cerro del Atache. Hay que ver la iglesia de la Santísima Trinidad, el Museo Guillermo Spratling, a espaldas de la Iglesia de Santa Prisca, que expone piezas prehispánicas y platería creada por Guillermo Spratling, el antiguo Convento de San Bernardino de Siena y la iglesia Guadalupe, entre otros lugares de interés.
A 30 kilómetros de Taxco están las grutas de Cacahuamilpa, consideradas como las más hermosas de América, donde se pueden observar extraordinarias formaciones de estalactitas y estalagmitas a lo largo de dos kilómetros de recorrido, con bóvedas de hasta 90 metros de altura. En su interior la Orquesta Filarmónica de Acapulco ha dado varios conciertos. A lo largo del año reciben 300.000 visitantes, de los que el 15 por ciento son extranjeros.
Otro de los lugares a visitar son las Grutas de Carlos Pacheco. Cacahuamilpa ofrece, también, la oportunidad de practicar deportes extremos como rappel, péndulo y escalada.