Dicho Cáliz, que se presume lleva en España, en concreto en el Alto Aragón, desde hace 1.758 años, siguió un azaroso itinerario hasta terminar en tierras levantinas. En una de esas localidades oscenses en las que recaló la sagrada reliquia, Bailo, la Asociación Cultural y Recreativa de Bailo, Acurba, hace desde 2013 una meritoria labor para rescatar ese legado, con una recreación histórica del momento en que el Rey Sancho III el Mayor hizo entrada en la localidad con el Cáliz, en el siglo XI.
El Santo Cáliz de la Última Cena custodiado en Valencia consta de una copa superior de ágata, identificada como del siglo I de nuestra Era, y labrada en un taller oriental, posiblemente en Egipto, Siria o la misma Palestina. Es decir, era contemporánea de Jesucristo, de aquella región y de una calidad apropiada para la celebración de la Pascua Judía.
Las persecuciones en Roma impulsaron a San Lorenzo a que confiara esta reliquia a un amigo, poco antes de morir, para que la llevara a su tierra natal, al hogar de sus padres en Huesca. Allí permanecería hasta el año 553, cuando pasó a la catedral oscense, recién concluida, pero la invasión musulmana de la Península Ibérica, en el 711, obligó a los cristianos a esconderla en los monasterios de los Pirineos, en la cueva de Yebra, San Pedro de Siresa, San Adrián de Sasabae, San Pedro de Jaca…
De San Pedro de Sasabe pasó a Bailo, entonces sede real del incipiente Reino de Aragón, en pleno siglo XI. Allí llego de la mano del Rey Sancho III el Mayor y el Obispo Mancio II, permaneciendo en el lugar, custodiado por cuatro generaciones de reyes navarros y aragoneses.
El periplo continuaría por el monasterio de San Juan de la Peña, a donde llegó en 1.071 y donde permanecería hasta 1.399, cuando el Rey Martín I el Humano reclamó la reliquia para trasladarla al palacio real de la Aljafería, de Zaragoza. Posteriormente, en 1.416, el Rey Alfonso V de Aragón la llevaría a su sede definitiva, en Valencia.
Además de la labor de Acurba en Bailo, por dar a conocer esta parte de nuestra Historia, se está promocionando una Ruta del Santo Grial, para poner en valor los lugares del Alto Aragón en los que esta valiosa reliquia fue custodiada durante siglos.