Los cántabros Fernando Fraile, director general del Instituto de Calidad Turística; el escritor Antonio Martínez Cerezo, y Andrés Alonso, miembro de La Orden del Camino, y de diversas cofradías gastronómicas, han tomado parte en este congreso, que ha reunido a numerosos personas de varios países.
El congreso, que se desarrollará de forma presencial y virtual, tiene por escenario el Hotel Puerta del Camino y Hostal de los Reyes Católicos en Santiago de Compostela y la localidad de Melide, de A Coruña.
Fernando Fraile en su presentación del Camino Lebaniego y del Año Jubilar Lebaniego hizo una detallada exposición de las etapas del camino con su oferta complementaria de turismo deportivo, religioso, cultural, de salud y gastronómico, hablando de los retos del turismo religioso, indicando que los caminos de peregrinación son un motor turístico, que atrae recursos económicos a las distintas localidades por donde discurren.
En su intervención Fernando Fraile resalto la importancia de apostar en el turismo religioso y en los caminos por la accesibilidad, la sostenibilidad y la digitalización. En el caso de la sostenibilidad manifestó la importancia de apostar por la triple vertiente medioambiental, económica y social y todo ello cumpliendo normas públicas y con certificaciones homologadas como es del caso de “Q” de Calidad Turística y la “S” de Sostenibilidad.
Martinez Cerezo hizo una presentación del Belén de Salzillo y de sus trabajos literarios como “Campo de Estrellas, vuestra frente anhela”, “Auera cabeza de España” y “Una Ingenua balada jacobea”.
El congreso conto con una exposición de libros sobre las rutas jacobeas en las que Cantabria también estuvo presente con ejemplares que aportó Andrés Alonso, como portador de la Consejería de Industria y Turismo. Ellos fueron “Historia del Lignum Crucis .El Jubileo de Santo Toribio de Liébana” de Gabino Santos Briz y “El monasterio de Santo Toribio de Liébana y la reliquia de la Cruz” de Pedro Alvares, cronista oficial de Liébana.
Esta publicación recientemente editada desvela muchas e interesantes aportaciones sobre los más de treinta fragmentos del Lignum Crucis que hay repartidos por el mundo, así como aporta el estudio de las cadenas que ataron a Cristo, que ha permanecido en el monasterio lebaniego que según la tradición, trajo Santo Toribio de Jerusalén.
El libro, también, recoge información sobre los primeros peregrinos que llegaron desde la Montaña Palentina en la Edad Media; la localización de monasterios medievales, nuevas ermitas y la ubicación de capillas y altares en el monasterio.