Las agrupaciones cabezonenses, que se están preparando para celebración del centenario de su fundación por la recordada Matilde de la Torre, efectuaron una bella demostración del folclore regional, que fue muy del agrado del público.
En la primera parte, y bajo la dirección musical de Felipe Saiz, interpretaron conjuntamente el Romance del Conde de Lara, Trepeletré, Pericote y Jota Montañesa. Y, en la segunda parte, la Baila de Ibio, con sus danzantes ataviados con trajes de pieles, bajo el monorrítmico sonido del bígaro y el tambor.
Para los cabezonenses es motivo de orgullo el ver, que gracias al entusiasmo de sus componentes, se pueden mantener estas agrupaciones y otras como el Coro de la Tercera Edad, el coro parroquial, La Ronda Salines y la nueva femenina de Matilde de la Torre, además, de la banda de gaitas Traslarroza y los piteros Los Peralos.
A destacar la colaboración de veteranos danzantes que, ante la falta de incorporación de nuevos jóvenes, se ofrecen a mantener la tradición folclórica.
La Coral "Voces Cántabras" fue creada en Cabezón de la Sal, por la musicóloga y folklorista Matilde de la Torre en el año 1927, tomando el nombre de Orfeón Campesino "Voces Cántabras". En sus orígenes el Orfeón estaba compuesto por el Coro y un cuerpo de baile de carácter regional, destacando en aquella época la actuación ofrecida en la Expo de Barcelona en 1.929 y la del Royal Albert Holl de Londres, en el año 1932.
Poco después, el Orfeón cesó su actividad durante un tiempo a causa de la Guerra Civil Española, pasada la cual, el grupo de baile volvió en solitario, tomando el nombre de "Grupo de Danzas Virgen del Campo" en honor a la Patrona de la Villa.
En el año 1981, la Coral vuelve nuevamente a la actividad de una forma independiente, creando una Sociedad Cultural bajo el nombre de Coral "Voces Cántabras". Surgió gracias al entusiasmo de un grupo de antiguos coralistas, que posibilitaron su vuelta a los escenarios, con un recordado concierto en el desaparecido Cine Avenida, que fue presentado por Pedro Crespo de Lara, Hijo Predilecto de Cabezón de la Sal.
Como ya ha quedado dicho, la fundadora del grupo de danzas, junto con el coro Campesino Voces Cántabras, en el año 1.927, fue Matilde de la Torre, escritora, folklorista y musicóloga, que los dotó de rigurosa calidad artística y gracia, mostrando los cantos y bailes del folclore de Cantabria, haciendo de esta Agrupación una de las primeras de esta tierra.
Desde sus comienzos Virgen del Campo se preocupó de mantener y trasmitir las tradiciones folclóricas cántabras con piezas como los “Picayos a la Virgen del Campo”, baile típico religioso que se interpreta con ligeras variantes en honor del Santo o Virgen del lugar, al que cantan coplas al son de panderetas y castañuelas, mientras los danzantes evolucionan. Es una manifestación primitiva de arte popular que alcanza fácilmente la Edad Media. Consta que ya en 1.425, se cantaban en el Valle de Cabuérniga y en 1.517, se bailaron ante Carlos V en San Vicente de la Barquera.
Otro baile típico de la zona que representa este grupo de danzas es “La Baila de Ibio” de origen guerrero, de singular belleza y espectacularidad, en la que intervienen sólo componentes masculinos, con largos palos simulando lanzas.
En su amplio historial figura giras por México, Yugoslavia, Italia, Bélgica, Francia, Inglaterra, Austria y Cuba, así como prácticamente por toda la geografía española. Su director es Gabriel Morante.