Pero, ¿sabemos qué son los probióticos y cuáles son sus beneficios para el organismo? Para entender esto último, primero tenemos que conocer qué es la microbiota intestinal. Conque vamos allá:
La flora o microbiota intestinal: qué es y sus funciones
Nuestro tracto digestivo alberga multitud de microorganismos, entre los que se incluyen bacterias y hongos. A ese conjunto de organismos vivos que habitan en el intestino se le denomina flora intestinal o microbiota.
Cuando todos ellos conviven en equilibrio, el intestino funciona correctamente. Pero existen una gran cantidad de factores que pueden alterar ese equilibrio, como puedan ser una alimentación incorrecta, el consumo excesivo de alcohol, los tratamientos con antibióticos o una simple intoxicación alimentaria.
Además, resulta que el intestino no es solo el lugar donde se absorben los nutrientes y se desechan las sustancias no aprovechables de los alimentos, sino que tiene una influencia decisiva en nuestros sistemas inmunológico, metabólico y hormonal.
Por tanto, cuando el equilibrio de la microbiota se ve alterado, esto es lo que ocurre:
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Sufrimos molestias intestinales como flatulencias, diarreas o dolor abdominal.
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Se agudizan las carencias nutritivas, ya que el organismo no absorbe correctamente los nutrientes que aportamos mediante la alimentación.
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Padecemos otros trastornos digestivos y estomacales.
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Somos más vulnerables ante las infecciones.
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Tenemos más probabilidad de sufrir afecciones metabólicas, hormonales y de origen autoinmune.
¿Qué son los probióticos y cuáles son los beneficios de añadirlos a la dieta?
Todos los organismos vivos que colonizan nuestro intestino lo hacen en equilibrio. Entre ellos, existen ciertos microorganismos a los que denominamos probióticos.
Los probióticos son el conjunto de bacterias (y ciertas levaduras) del tracto gastrointestinal que son beneficiosas para la salud.
¿Y qué ocurre cuando en nuestro intestino se altera el equilibrio natural y disminuyen las colonias de probióticos? Pues que su lugar es ocupado por otros microorganismos (bacterias perjudiciales y hongos) y se presentan los trastornos anteriormente mencionados.
Por tanto, añadiendo probióticos a nuestra dieta diaria ayudaremos a mantener el equilibrio de la flora intestinal, contribuyendo decisivamente al correcto funcionamiento del organismo.
Para ello, podemos utilizar dos vías: la ingestión de alimentos que contienen probióticos o la utilización de suplementos con probióticos.
¿Qué alimentos contienen probióticos?
Los probióticos se encuentran de forma natural en algunos alimentos, como los que siguen:
Adicionalmente, hay industrias alimentarias que añaden probióticos a algunos de sus preparados alimenticios.
En este último caso, los probióticos más utilizados pertenecen a diversas cepas de microorganismos de los géneros Lactobacillus(como L. casei) y Bifidobacterium (comercialmente designados como Bifidus activos).
Los complementos alimenticios con probióticos
También podemos valernos de complementos alimenticios probióticos. Este tipo de probióticos de farmacia se distinguen por su alta concentración y calidad.
Para mayor comodidad de administración, se presentan en forma de cápsulas o comprimidos, polvo en sobres, gotas y sticks bebibles.
No confundamos los probióticos con los prebióticos
Aunque es relativamente fácil encontrarse con informaciones en las que se habla de probióticos y prebióticos de manera confusa e incluso indistinta, se trata de cosas bien diferentes:
Los prebióticos son aquellos nutrientes caracterizados por su alto contenido en fibra, que facilitan el crecimiento y la acción beneficiosa de los probióticos en el intestino. Se trata de sustancias que, además, regulan el tránsito intestinal.
Estos son los principales grupos de alimentos prebióticos:
Por lo tanto, una práctica de lo más saludable para nuestro bienestar intestinal es incorporar a la dieta habitual tanto alimentos probióticos como prebióticos.
¿Pueden tomarse simultáneamente probióticos y antibióticos?
Cuando tomamos un antibiótico para combatir una infección bacteriana, el mismo no solo ataca a las bacterias causantes de la infección sino que también causa estragos entre las bacterias beneficiosas de nuestra flora intestinal.
De ahí que, cuando estamos a tratamiento intensivo con antibióticos, sean habituales las molestias gastrintestinales, como los ardores de estómago, las dificultades de digestión y las incómodas diarreas.
Tomando probióticos por vía oral, reintroducimos en el tracto digestivo los microorganismos beneficiosos que han sido eliminados por los antibióticos. De hecho, está comprobado experimentalmente que los probióticos previenen y reducen los trastornos gastrointestinales inducidos por la administración de antibióticos.
¿Cómo tomar los probióticos cuando se está a tratamiento con antibióticos?
La única precaución que hemos de tener es la de no hacer coincidir las tomas de probióticos con las de antibióticos. La razón es obvia: estos últimos actuarán directamente contra los primeros al coincidir al mismo tiempo en el aparato digestivo.
Tomaremos los probióticos, preferentemente con el estómago vacío, dos horas antes o dos horas después de haber administrado el antibiótico. Tras finalizar un tratamiento con antibióticos, seguiremos tomando probióticos durante al menos diez días, al objeto de normalizar del todo la microbiota intestinal.
Y no olvidemos los beneficios de incorporar los probióticos a nuestra dieta de manera permanente: facilitaremos el proceso digestivo, reforzaremos nuestro sistema inmunitario y optimizaremos la absorción de los nutrientes.
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