Lo que comenzó con un "cacerolazo" popular, con miles de familias haciendo sonar ollas y sartenes, derivó en enfrentamientos entre encapuchados y las fuerzas especiales de la policía y militares en varios puntos de Santiago, como la céntrica Plaza Italia, el frontis de la casa de Gobierno, la plaza de armas de Maipú y en algunos sectores de la comuna de Puente Alto.
El presidente de Chile declaró el estado de emergencia en Santiago el viernes por la noche y dio la responsabilidad militar de la seguridad después de un día de violentas protestas por un aumento en el precio de los billetes de metro.