Una muestra interesante que vale la pena ver; solo una carencia notable: la ausencia de nombres femeninos, cuando las Facultades y Escuelas de Bellas Artes y la escultura española tiene en las mujeres representantes de peso. “Lo he intentado, pero no siempre están disponibles los artistas o las piezas”, alega el director de la galería Fernando Fernán Gómez.
La muestra que nos ocupa conlleva los nombres de Pablo Serrano, Marín Chirino, José Luís Sánchez, Rafael Canogar, Francisco Rojas, Víctor Mira, David Lechuga, Jorge Morgan, Julián Soto Sevilla, Ignacio Bernardo, Fernando Mikelarena, Ube, Amancio González, Aitor Urdangarín, Roberto Reula, Tadanori Yamaguchi, Juan Sanmiguel Urbina, Carlos Albert, José Luís Casas, Rubén Fuentes Fuertes y Adán Pérez.
De Asturias y el País Vasco a Valencia, pasando por Madrid, León y otras regiones, los escultores se muestran hijos de una tradición que va desde el hierro y el alabastro de Mikelareca, con claros ecos de su maestro, Eduardo Chillida a la madera policromada de de Rubén Fuentes, con vibraciones del Equipo Crónica o Manolo Valdés, por poner algunos ejemplos. Todo artista se enraíza en una tradición o sencillamente un naïf.
La exposición muestra también algunos dibujos o referencias en papel de algunos escultores como en el caso de Canogar, referidos a la propia obra de alguna manera o sin referencia a la misma como en el caso de Luís Feito que presenta unas esculturas de los años 90, en las que el triángulo define la serie. Feito no es un escultor muy prolífico por lo que estas piezas constructivas cobran un valor singular en un pintor de abstracción gestual.
Variedad de concepto de y de materiales
Interesantes las soberbias maternidades, casi primitivas, de Sanmiguel; un tanto barrocas, las piezas de piedra y metal del autodidacta Ube; el roleo define la obra de Urdangarín; preciosos los poliedros de granito negro pulido del japonés afincado en España, Yamaguchi; preciosas obras, en la onda de Oteiza, de José Luís Casas; antropomórfico e inquietante, el trabajo de Roberto Reula; todavía el homenaje a Julio González, de Rafael Canogar; la eterna espiral en Martín Chirino; el humor en los “Notarios” de Rubén Fuentes...
Hierro, piedra, bronces, madera, acero cortén, alabastro, cable, yute... todo material es bueno para el arte de la tercera dimensión, el que requiere una visión de 360 grados, el que invita al tacto, el que se relaciona con el espacio... Cada día son más los coleccionistas que buscan la escultura y sabe que en este país hay un buen plantel de autores en ese campo.
Un interesante catálogo en pasta dura acompaña la exposición, con breve introducciones sobre la trayectoria de cada escultor.
---------------------------------------
Más información www.fernangomez.net