Nuestras tormentas

En estos días anda lloviendo mucho en Paraguay. No sólo eso. También hay tormentas. El pasado 3 de febrero, por ejemplo, la lluvia estuvo acompañada por un vientecillo de 150 kilómetros por hora. Claro, volaron chapas, tejados, murallas, esas minucias de los temporales.

Y también hubo un muerto. Es de casi todos los días, en horas de la tarde.

Y, como decía Raúl Velazco, el fallecido conductor de la televisión mexicana, todavía hay más. Más lluvias y tormentas tropicales.

No faltan, demás está decir, los que afirman sin ton ni son que ya estamos bordeando el fin de mundo. Vamos, Paraguay soportó peores tempestades y no vino el fin del mundo. Por aquí pasaron los huracanes Wasmosy, González Macchi y Nicanor pero he aquí que todavía podemos contar el cuento.

Los paraguayos somos de aguante. Soportamos las peores tempestades. Stroessner nos sometió a truenos y rayos durante 35 años pero seguimos, aunque empapados.

Miles de casas fueron abandonadas en los diez últimos años para ir a trabajar en Argentina, España y Estados Unidos, pero el paraguayo sigue de pie. ¡¡Vaya dureza de lapacho!! Aquí hubo catrinas y no pavadas, así y todo hay fuerzas para ratos.

Estas tormentillas veraniegas con ráfagas de vientos a velocidades de torpedo ya no amilanan, apenas son partes del folclórico paisaje paraguayo. Que nadie se asuste.