El libro, publicado por la editorial Conteros, se ha presentado en el Ateneo de Sevilla por el escritor peruano Fernando Iwasaki, un autor que ha hablado de la relación entre el flamenco y la literatura, un punto de contacto con Fabiola García Liñán, aunque su novela no sea especialmente flamenca.
Después de una dedicatoria entrañable: “A mi madre por abrirme la mente al conocimiento y educarme en la bondad, a mi padre por enseñarme el valor de la templanza y a mis hijos por enseñarme a AMAR con mayúsculas”, García Liñán crea un mundo, una invención seguramente con algunos mimbres propios como corresponde a la escritura y sobre todo a la primera novela narrada. Orgullosa, a la autora le gusta resaltar que viene de una familia de ocho hermanos.
La estética y la belleza son importantes para esta mujer culta y exquisita, que considera “la madurez como un premio”. Su buen hacer se traslada también a la escritura de “Te presté mis recuerdos”, una novela que se lee con atención y deleite.