Por la tarde vi la comparecencia del Sr. De Guindos en el congreso y puedo manifestarles que sentí vergüenza ajena, por ambas partes, pero por aquellos que ven más varios ojos que dos aun más por la oposición, y tengo claro que con los comentarios que siguen voy a contrapelo, pero tengo la obligación de decirlo.
Primero los datos y luego las criticas:
-El Sr. Soria concurrió al proceso de designación para el puesto en El Banco Mundial antes de que saltara a la prensa los su nombre en los papeles de Panamá por tanto antes de dimitir como ministro.
-Esos concurso de libre designación, son a la vez discrecionales, no tienen obligación de nombrar al que más puntos tenga.
-No es prudente designar ya conociendo la dimisión de Soria a un dimisionario.
-Cuando no es nombrado Soria, por las causas que sea es correcta praxis, no exigir responsabilidades políticas porque ya se han substanciado precisamente no nombrándolo.
El comentario:
Siento vergüenza de ambas partes, porque no están a la altura de sus responsabilidades, por los motivos expuestos, porque no es de recibo tanta incompetencia, pero llama la atención que tantos portavoces de la oposición, no se hayan percatado de lo dicho.
Todavía me produce más vergüenza cuando se califican de “nosotros los demócratas” y hay que decir que no se puede ser demócrata si se carece de sentido común o si no se comprende porque normalmente no se quiere comprender las explicaciones, porque es más fácil “dar leña al mono” que hacer una intervención rigurosa.
Tampoco comprendo porque el Sr. De Guindos trata de “sostenella non emendalla”, cuando obviamente no se puede comprender que después de la dimisión de Soria, siga justificándola.
(*) Pedro José Rodríguez Iglesias es escritor