Los encargados de controlar el tráfico aéreo en España resolvieron el miércoles no convocar a una huelga durante el mes de agosto, como habían anunciado anteriormente.
"Somos muy camaradas con nuestros colegas españoles y apoyamos sus movimientos y solicitudes", dijo a Efe el controlador chileno Jorge Caro, quien admitió, no obstante, que a ellos les gustaría ganar "los 200.000 (euros) en vez de los 29.000 (dólares)".
En Chile, donde la jornada semanal es de un máximo de 45 horas, los controladores aéreos trabajan 44 horas a la semana y no pueden declararse en huelga ya que, si llegaran a hacerlo, se les aplicaría la Ley de Seguridad Interior del Estado, por la naturaleza de su actividad.
"Nos sentimos muy orgullosos del trabajo que hacemos, creemos que es muy importante, sabemos de la importancia que tiene en la emisión de gases, en el flujo ordenado de las aeronaves y en la seguridad de los pasajeros", resalta Caro.
A su juicio, los operadores españoles "han sabido situar" la profesión "en su justo contexto" y "en lo más alto del estándar mundial".
En materia salarial, este funcionario explica que un controlador con 20 años de servicio obtiene en Chile un sueldo de 1,2 millones de pesos brutos al mes (unos 2.400 dólares o 1.800 euros), lo que se traduce en 28.800 dólares o 21.600 euros brutos al año.
En Chile hay alrededor de 350 controladores, según dijo a Efe el director general de Aviación Civil, el general José Huepe, quien dijo conocer el conflicto desatado en España, donde estos trabajadores reclaman el mantenimiento de sus condiciones laborales.
"Ellos son muy bien pagados. Nosotros creemos que en nuestro país nuestros controladores también son bien pagados dentro del contexto del país", opinó Huepe, que resaltó que los funcionarios chilenos "son muy comprometidos con lo que hacen, son muy profesionales".
Huepe y Caro hicieron estas declaraciones durante una visita al Centro de Control Aéreo de Santiago, que supervisa el tráfico entre Arica, en el extremo norte del país, hasta la sureña ciudad de Puerto Montt, una extensión que abarca 3.000 kilómetros de longitud.
En esta zona circula el 80 por ciento del tráfico aéreo que se registra en el país.
En estas instalaciones, situadas en el distrito de Pudahuel de la capital chilena, trabajan un total de 75 personas, quince por turno, lo que supone cinco grupos de trabajo que "cubren las 24 horas del día los 365 días del año", explica Jorge Caro.
Los controladores realizan turnos de doce horas, en las que trabajan dos horas y descansan una, aunque los encargados de la zona central, que incluye Santiago y tiene mayor flujo de aeronaves, han de descansar una hora por cada 60 minutos que pasan delante de la pantalla.
Para relajarse, los trabajadores disponen de una sala de descanso, en la que pueden ver televisión y escuchar música.
En el extremo sur de Chile funcionan otros dos centros de control, uno situado en Puerto Montt, encargado del área que comprende hasta Coyhaique, y otro en Punta Arenas, responsable de la supervisión del tránsito entre estas dos últimas ciudades.
Estos centros controlan en conjunto el tráfico comercial, militar y civil de todo el país, que dispone de 15 aeropuertos, 329 aeródromo, 92 helipuertos y 164 centros de mantenimiento aeronáutico.
En total, el tráfico aéreo de Chile ronda en la actualidad los 15 millones de pasajeros, con 389.000 operaciones al año.
De ellas, 100.000 se concentran en el aeropuerto internacional de Santiago, por el que cada año pasan alrededor de 9 millones de viajeros.
Estas instalaciones se están acercando ya a su capacidad máxima, que es de cerca de diez millones de pasajeros, por lo que las autoridades ya disponen de un plan maestro para iniciar en 2014 la ampliación del terminal actual.
Las previsiones indican que este aeropuerto, a través de sucesivas ampliaciones, alcanzará una capacidad de 20 millones de pasajeros en 2034 y será necesario entonces emprender una segunda fase que permita llegar a los 45 millones en 2045.