Con un concepto totalmente distinto, en Materia Prima puedes disfrutar de una comida al uso con un servicio de primera, un concepto de comprar en el mostrador del mercado lo que quieres comer (producto y cantidad), o llevártelo a donde quieras para disfrutarlo a tu manera, un restaurante que se convierte en mercado.
Ricardo Garrastazu, propietario de Materia Prima, nos ha ofrecido una degustación de sus productos: el menú ha sido un homenaje al mar, la tierra y la tradición, presentado con elegancia y sin artificios innecesarios. La experiencia comenzó con un tomate asado relleno de chipirones, una combinación fresca y jugosa donde la intensidad del fruto maduro encontraba el contraste perfecto en la textura y el sabor marino de los pequeños cefalópodos.
A continuación, unos chipirones en su tinta, melosos y profundos, confirmaron la apuesta por sabores clásicos, pero bien ejecutados. El siguiente pase, pochas con rape y almejas: una fusión entre la suavidad de la legumbre y la delicadeza del pescado y el molusco que elevó el plato a otro nivel.
El bonito con tomate, por su parte, ofreció un guiño a la cocina de casa, esa que reconforta, pero que aquí se viste de gala.
El punto álgido de la comida llegó con la cadera de vaca a la sal, una carne tierna, jugosa y llena de carácter, presentada con una cocción impecable, acompañada de unas patatas salteadas en mantequilla, y un aderezo de salsa que complementaba los sabores.
Para el cierre dulce, un dúo que no dejó indiferente: un “choco pasión”, intenso en cacao con un contrapunto exótico y fresco, y una tarta de manzana que recuperó el sabor de la repostería tradicional, con una base crujiente y una manzana perfectamente caramelizada.
Además de su propuesta culinaria, el espacio de Materia Prima acompaña a la perfección. El restaurante cuenta con una terraza cerrada, luminosa y muy agradable, ideal para quienes buscan comodidad sin renunciar al ambiente exterior. También dispone de una terraza al aire libre, perfecta para disfrutar del buen tiempo. En la planta superior, se encuentra una sala con mesas que pueden separarse para ofrecer más intimidad, permitiendo conversar a gusto sin ruidos ni interrupciones, en un entorno tranquilo y cuidado.
En Materia Prima, cada bocado habla del producto, pero también del mimo con el que se trata en cocina. No hay lugar para lo superfluo: solo el sabor, la textura y el disfrute. Porque cuando lo esencial es tan bueno, lo demás simplemente acompaña.
Hacer mención al servicio que ofrece este restaurante, profesional y amigable.
Materia Prima no solo ha ofrecido una comida deliciosa; ha brindado una experiencia gastronómica completa, honesta y memorable. Un lugar al que, sin duda, siempre se querrá volver.