Los bolivianos “tienen unas oportunidades de desarrollo económico sostenible muy fuertes, pero también de desarrollo de su gastronomía, es decir, de los restaurantes de más alto nivel, así como para el público extranjero, de su cocina más popular”, dice la francesa Carole Metayer, creadora de la agencia de viajes La Route des Gourmets, dedicada al turismo gastronómico.
Luego del éxito del restaurante Gustu (sabor en quechua) que en poco tiempo subió al puesto 17 en el ranking Latin America’s 50 Best en 2015, la culinaria boliviana experimentó una gratificante explosión de sabores tradicionales e ideas innovadoras.
El chef Sebastián Quiroga, de 27 años y propietario del restaurante vegano Ali Pacha (universo de las plantas, en aymara), cree que la culinaria boliviana tiene “un potencial tremendo para mostrarnos al mundo”.
La idea en Ali Pacha “es resaltar los sabores, las texturas, los aromas que el producto tiene”, señaló Quiroga, que elaboró un plato a base de yuca (mandioca) amazónica cocida y sellada, fermentada naturalmente, rociada con leche de almendras, cortada con salsa de alcaparras, un champiñón sellado y un amaranto –grano andino– crocante.
La idea del evento ‘La Paz, destino gastronómico’, lanzada por la Municipalidad, congregó esta semana a jóvenes chefs en un emblemático cerro-mirador a 3.600 metros de altitud, donde en 1871, 40.000 aymaras liderados por Túpac Katari tendieron un cerco de tres meses a la ciudad en contra de las fuerzas coloniales españolas.
Esta vez fue un cerco de sabores en una de las ciudades más altas del mundo. Para Metayer, la cocina boliviana “no debe introducir ningún producto extranjero sino mantener los propios”.