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LISBOA: Capital de gran aceptación, reflejo del Manuelino y la modernidad

Por Tomás R. Arteaga – Periodista especializado en Turismo

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

Su trayectoria dentro de Europa ha permitido que Portugal y la capital se hayan adaptado a la modernidad. A pesar de las dificultades, hoy es una capital moderna, bien conocida y que conserva en su entorno grandes atractivos para la visita turística. Merece destacar su zona antigua bien conservada, con el recuerdo histórico y monumental de épocas pasadas y la zona más nueva después de los acontecimientos de la Exposición Universal. IMAGENES DE LISBOA

Portugal se encuentra en el extremo sureste de la Península Ibérica, en lo largo de la Costa Atlántica y durante la historia y su presencia en todo el mundo, ha dejado muchas huellas abiertas en las civilizaciones de la humanidad. El testimonio desde los celtas, suevos, visigodos, romanos y árabes y otras civilizaciones, mantiene un patrimonio artístico, arqueológico y monumental. Ha tenido las ventajas naturales de variedad geográfica y fácil adaptación a pesar de las dificultades y acontecimientos. Se independiza en 1143 y se establecen las fronteras continentales en 1297, como uno de los países más antiguos de Europa. En 1415, los portugueses se lazaron en la ruta del descubrimiento a través del mar y son los primeros en recorrrer hacia India, Brasil, China y Japón y se establecen en las costas occidental y oriental de África. El país es miembro de la Unión Europea desde 1986, con un crecimiento importante y una identidad marcada por sus propios habitantes, que reflejan en todo momento la hospitalidad y acogida que se merece cualquier visistante. Reflejos históricos Lisboa, capital de Portugal desde 1255, se encuentra al margen del río Tajo, es una ciudad con más de 20 siglos de historia, conquistada a los árabes por el primer rey de Portugal, Alfonso Henriques en 1147, con la ayuda de los soldados de la Segunda Cruzada y tras un asedio de 17 semanas. Felipe II de España se introduce en Portugal por la crisis en la sucesión del trono en 1580 y se autoproclama Felipe I de Portugal, hasta que en 1640 los españoles son expulsados y sustituidos en la corona por la dinastía portuguesa de Braganza. Un gran terremoto destruye el 1 de noviembre de 1755, dos tercios de la ciudad y el Marqués de Pombal se ocupa de reconstruir la capital con el trazado de una cuadrícula. Carlos I y su primogénito son asesinados en 1908 y en 1910 la monarquía es derrocada y reemplazada por una república. Durante varios años y hasta la Revolución de los Claveles, el 25 de abril de 1974 hubo una de dictadura para pasar después a un gobierno democrático. Han sido grandes pasos en la historia, que han permitido un gran desarrollo cultural y económico de Lisboa como capital, proclamada Europea de la Cultura en 1994 y sede de la Exposición Universal en 1998. Una nueva arquitectura, y arte contemporáneo con sus espectáculos orientan el pasado y el presente de adaptación de la capital y del país a la modernidad. Arte Cabe distinguir en una visita a la ciudad, que la mayoría de los lugares de interés se encuentran no muy lejanos del centro y en diferentes barrios de la ciudad, donde son fáciles los desplazamientos en medios de transporte público, incluso un recorrido a pie, para ver el encanto de las calles. La ubicación junto al Tajo posee todo lo adecuado para poder admirar el área monumental de Belém, Rossio y Alfama. Pocos edificios resultan tan espectaculares como la Torre de Belém. Formada por un conjunto arquitectónico de torres, torretas, almenas y murallas leonadas, es un monumento único en el mundo, con fiel reflejo del Manuelino, estilo decorativo único del arte portugués. Manuelino es el término por el que se denomina en la historia, el cambio artístico del gótico tardío durante el reinado de D.Manuel. Abarca un período de gran controversia para los historiadores y es el reflejo ornamental en la arquitectura portuguesa de los días de grandes expediciones marítimas y marítimas y del encuentro con grandes culturas. Evoca memorias asociadas a la era de los descubrimientos, sobre una isla de basalto próxima a la orilla derecha del Tajo, frente a la playa de Restelo y amarrada en su punto final a la orilla. Se sitúa como una obra maestra de la arquitectura renacentista y manuelina y como uno de los más poderosos símbolos de Portugal, integrado en el sistema defensivo del cauce del río Tajo, junto a otras fortalezas en la orilla sur. El monumento dedicado a las proezas del país durante siglos, fue construido entre 1514 y 1520 por Francisco de Arruda, arquitecto portugués que trabajó en diversos proyectos militares en Marruecos. La influencia se refleja en los motivos árabes. Se aprecian en las cúpulas de las garitas formas de brotes de plantas y queda en la historia como uno de los mejores ejemplares de la arquitectura militar. Tiene una torre cuadrangular , que recuerda las torres del homenaje de los castillos medievales y del baluarte poligonal, elemento de tecnología de la defensa avanzada para la época destinado a sustentar la artillería pesada con cañones rasantes al mar. Al lado de los elementos orientales, predomina en la Torre una decoración con tallados de piedra, que la envuelve con motivos heráldicos, y el famoso rinoceronte, primera representación de piedra de este animal en Europa. La parte más decorativa de la Torre se encuentra en el lado sur, con una balaustrada de piedra calcárea tallada y por encima se puede ver el escudo del D. Manuel I y las esferas armilares. Sobre el muro del pequeño claustro destaca una imagen esculpida de la Virgen con el Niño, sobrepujados por el baldaquino del siglo XVIII. Su interior se compone de varias salas y merece la pena subir al último piso para apreciar las vistas panorámicas sobre el Tajo y la parte occidental de Lisboa Monasterio de los Jerónimos Manuel I tomó la iniciativa de construcción del Monasterio de los Jerónimos, en consideración a la situación financiera de la corona en aquellos momentos y para conmemorar el viaje a las indias de Vasco de Gama.. Destaca en lo fundamental por el arte de trabajar la piedra en todos sus elementos decorativos, de inspiración en el mar, peces, cuerdas y conchas y motivos religiosos. Iniciado en 1502 bajo la dirección del arquitecto Boytac, es continuada su obra por Juan de Castillo y Diego Torralva, con diseño de claustros entre lo mejor del Gótico y Renacimiento de Europa. Por la fachada sur se observa el portal labrado de Juan de Castillo y varios bajorrelieves sobre la vida de San Jerónimo y las armas reales. En el portal occidental se encuentran las estatuas de l rey D. Manuel I, protegido por San Jerónimo y a la derecha la de la reina Doña María, su mujer protegida por San Juan Bautista, obras de Nicolau de Chanterene. El claustro restaurado después de varios años de trabajo de conservación y recuperación, da una impresión de proporción perfecta con la exuberancia decorativa de la piedra como complemento natural. Cada una de las galerías se abre al espacio por cuatro arcos soportados por columnatas ornamentadas con temas naturistas, que tienen encima espejos con temas manuelinos. Se abren hacia el claustro varias dependencias monásticas, entre ellos el refectorio y la sala capitular, del siglo XIX. Allí se instalaron los monjes de la Orden de San Jerónimo para dar asistencia a los navegantes portugueses y de todo el mundo que fondeaban sus barcos en Belém. Debido a su excelencia arquitectónica y al estilo único del monumento, ha sido declarado por la UNESCO, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Barrios y calles Lisboa ofrece un gran atractivo en el paseo por sus calles. Entre ellas se encuentran las más estrechas del barrio de Alfama, barrio árabe y el más antiguo, desde las murallas del castillo hasta las orillas del río Tajo. Nos encontraremos con un laberinto de calles, escalerillas, balcones, flores en ventanas y patios, que pueden simbolizar una aldea dentro de la ciudad, cargada de tradiciones, con una similitud medieval mantenida a través del paso del tiempo. Todos se conocen, mantienen ritos y tradiciones y hasta una germanía propia. Es conocido como un enclave único en la capital y en el alto el Castillo de San Jorge, símbolo de Lisboa, con sus jardines remodelados y primera impresión que no hace fácil imaginar su pasado como lugar donde se asentaron los primeros comerciantes fenicios, después fue fortificado por romanos, visigodos y árabes y Alfonso Henriques, en 1147 marcó una campaña crucial en la expulsión de los árabes de Portugal. Por otra parte, encontramos en Lisboa, el Barrio Alto, otro de los barrios típicos de la capital. Sufrió las consecuencias del terremoto de 1755 y está formado por calles en pendiente en el oeste, distritos de Chiado y Baixa. Es curioso pasear por sus calles y valorar las vistas de la colina desde el Elevador de Santa Justa, que sube y baja sin parar desde hace más de cien años. Tiene una subida despacio y se pueden ver los edificios, hasta llegar a los 45 metros, para subir en escalera de caracol hacia la terraza con vistas únicas a la plaza de Rossio, Baixa, ruinas de Carmo, Castillo y barrios históricos de la Mouraira, Alfama, Barrio Alto y Chiado y el Tajo a l fondo. Dentro de la arquitectura portuguesa queda un fiel reflejo en sus coloridos mosaicos que decoran las fachadas de muchos edificios. La tradición se remonta a la época de la presencia árabe durante la Edad Media. La reconstrucción de la capital aportó un suministro urgente de azulejos que dio lugar a un estilo más sencillo, en colores pálidos sobre fondos blancos. Varios edificios, iglesias, palacios, casas y restaurantes y estaciones de ferrocarril y metro, tienen sus paredes decoradas con los típicos azulejos, bajo la influencia de diferentes estilos, que han dejado importantes obras artísticas como parte del patrimonio nacional. Hay en Lisboa más de 40 museos, que guardan en sus exposiciones grandes tesoros y piezas que ilustran el arte y la historia de Portugal y si queda tiempo en la visita, se puede seleccionar por el interés. Entre ellos el Nacional de Arqueología, Nacional del Azulejo, Nacional de Arte Antiguo, de la Marina y Militar. Lisboa no ha parado de modernizarse y cualquier visitante puede encontrar dentro de la capital grandes atractivos. Con la Exposición Universal de 1998 tiene una reorganización con importantes mejoras y como prueba de ello ha quedado el Puente Vasco de Gama, con más de 18 kilometros de longitud y construido con las más avanzadas tecnologías. Además el Parque de las Naciones, situado a cinco kilómetros de la capital es un centro turístico de interés. Allí se encuentra el Oceanario más grande de Europa, con todas las especies marinas. Por las noches, los barrios típicos tienen un gran atractivo en sus bares, cafés, restaurantes y casas de Fado, poema de toda la música portuguesa, que también se escucha en todo el país, con la mirada en los sentimientos de la interpretación en melodía y voz. Guía Clima El clima en Lisboa y en general en Portugal es agradable sin grandes variaciones de temperatura. Debido a la influencia de la corriente del Golfo, el invierno es poco riguroso y el calor es moderado en verano. A pesar de que el invierno sea más fresco, resultaría la mejor época para visitar la ciudad. Idioma El idioma portugués tiene algún parecido con el castellano y no es difícil leerlo. Aunque haya dificultad en la pronunciación, los habitantes valoran el esfuerzo e intentan comprender las dificultades de los turistas con el idioma. Gastronomía La cocina tradicional portuguesa tiene influencia en el mar, las especias y los frutos exóticos y siempre acompañada de vinos. La elección ideal son los pescados y mariscos, aunque con carne destaca el cocido a la portuguesa. Alojamiento y Comunicaciones Hay un excelente grupo de hoteles de diferentes categorías y precios, dependiendo de las comodidades y servicios que ofrecen. Entre los hoteles más caros se encuentran los de la zona de Rossio y los de construcción reciente se encuentran al norte, cerca de la Avenida de la Libertad. Desde España y capitales europeas, la compañía TAP AIR PORTUGAL, tiene varias conexiones de vuelos con Lisboa, al igual que hay buenas vías de comunicación tanto en transporte por ferrocarril como por carretera. Referencias: Oficina de Turismo de Lisboa: Palacio Foz. Plaza de los Restauradores Tfnos 01 34 66307 / 01 34 63314 Oficina de Turismo en España: Gran Vía 27, 1º 2803 Madrid Tfnos. 91 522 93 54 / 91 5224488 Fax. 91 52223 Website: www.portugalinsite.pt

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