30OCT24 – MADRID.- La mayor parte de mis amigos y familiares han muerto, yo que les escribo aún estoy vivo, y esto es debido por las variadas medicinas que me han suministrado, inyecciones, etc; asimismo por la cirugía que me han tenido que aplicar en numerosas ocasiones, gracias al perfeccionamiento de las técnicas dela anestesia y de los antibióticos descubiertos por Alexander Fleming; también por el amor, por el inmenso amor que me profesaron mis padres, que lucharon denonadamente por mi supervivencia. Y finalmente por el amor permanente de mi mujer, que es enfermera, y de mi hija.
Sí, así he llegado hasta los 81 años, y bien de la cabeza.
Ahora solo espero en mi supervivencia más allá de la muerte, pues como creyente y practicante que soy del cristianismo, espero y confío en que el Señor del Universo tendrá compasión de mí, de mis faltas y de mis enormes limitaciones, y me conducirá con él, de su mano de buen pastor, y de la de su madre la santísima Virgen María, a la vida eterna. Y posteriormente en su última venida, a la vida de ese mundo futuro transfigurado, en que el cuerpo gozará de las cualidades y virtudes de las de Cristo resucitado.
Ese es el resumen de todo, el de mi supervivencia.