Donald Trump anunció este jueves que Estados Unidos se retira del Acuerdo Climático de París. En una rueda de prensa celebrada en la Casa Blanca, el presidente norteamericano confirmó que su país dejará de implementar las medidas destinadas a cumplir la reducción de emisiones acordadas en 2015. Trump criticó el tratado y dijo que pone a Estados Unidos en una situación de desventaja competitiva ante otros países. El líder republicano cumple así la promesa que hizo durante la campaña electoral del pasado otoño, cuando se comprometió a revitalizar la industria del carbón, una de las más contaminantes, e incompatible con la aplicación del acuerdo.
El Acuerdo de París es un tratado internacional firmado por 195 países en diciembre de 2015. En él, los estados firmantes se comprometieron a recortar sus emisiones de gases de efecto invernadero para evitar que el planeta se calentase más de 2ºC con respecto a la media de la era preindustrial. El acuerdo permite que cada país presentase un compromiso inicial voluntario de recorte de emisiones, con la intención de establecer metas más ambiciosas más adelante y conseguir que la temperatura no cruce el umbral del grado y medio.
Un acuerdo imperfecto
Desde su firma, el tratado ha recibido críticas desde varios ámbitos científicos, ecologistas y políticos. A pesar de considerarse de naturaleza vinculante, el texto no prevé ninguna medida para obligar a los firmantes a cumplir sus compromisos. Además, su lenguaje ambiguo y la falta de apremio llevaron a científicos y activistas a dudar que garantizase una actuación a tiempo.
Sin embargo, la decisión de Trump ha hecho que muchos de los más críticos reconozcan el valor del texto como un principio de acción. Así, Fred Krupp, presidente de la ONG estadounidense Environmental Defense Fund, afirmó, en un comunicado, que “las mayores víctimas [de la decisión] serán las familias y trabajadores norteamericanos”. En una columna en The New York Times, Bill McKibben, fundador de la plataforma climática 350.org, ha definido la salida como “estúpida e temeraria” y como un atentado “contra la ciencia y el arte de la diplomacia”.
Reacciones
Estados Unidos es el segundo país del mundo en emisiones totales (después de China). Además, es uno de los mayores productores mundiales de combustibles fósiles, y su papel central en el sistema político y económico global puede significar un serio obstáculo para futuras negociaciones.
Para evitar una reacción de abandonos en cadena, numerosos gobiernos han criticado la decisión de la Casa Blanca. Al tiempo que Trump hacía pública la retirada de Estados Unidos del acuerdo, China y la Unión Europea anunciaban un futuro tratado bilateral para el recorte de emisiones. En el comunicado, Beijing y Bruselas identificaban el cambio climático como “un asunto de seguridad nacional”, y definían el Tratado de París como “irreversible”.
El comisario europeo para la acción climática, Miguel Arias Cañete, emitió un comunicado en el que afirmaba que la Unión Europea mantendrá sus compromisos, y definió el momento como “un día triste para la comunidad global”. Además, los gobiernos de Italia, Francia y Alemania reafirmaron su voluntad de cumplir cuanto antes sus objetivos, pidiendo que el resto de firmantes hiciesen lo mismo. Incluso la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, definió la decisión de Trump como “una decepción”, después de horas de silencio en las que las redes sociales especularon con el posible apoyo de May al magnate norteamericano.
En Estados Unidos, el presidente solo ha recibido la aprobación de los miembros de su partido, mientras que la oposición y gran parte de la sociedad civil se ha posicionado en contra, y pedido a las administraciones federales y locales que continúen aplicando recortes a las emisiones de gases de efecto invernadero. El anterior ocupante de la Casa Blanca, Barack Obama, afirmó que Estados Unidos se ha unido a un “puñado de naciones que rechazan el futuro” y el exvicepresidente Al Gore definió la decisión como “insensata e indefendible”.
La comunidad empresarial también ha atacado la decisión de Trump. Poco después de conocerse la noticia, los empresarios Elon Musk (Tesla, Hyperloop, SpaceX) y Robert Iger (Disney) han dimitido como consejeros presidenciales. Otros empresarios, entre ellos los consejeros delegados de Facebook, Goldman Sachs, General Electric, Amazon y Google, mostraron su rechazo al paso dado por el Gobierno de Estados Unidos.
España
En España, las reacciones han llegado sobre todo a través de Twitter. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se manifestó en la red social tras conocerse la salida de Estados Unidos del pacto climático. Sánchez afirmó que el paso era “irresponsable”. En una línea similar se pronunció el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que calificó la decisión como “mala noticia”.
Ada Colau, por su parte, se unió a otros alcaldes, como la francesa Anne Hidalgo (de París), Bill de Blasio (Nueva York) o Marty Walsh (de Boston), para pedir que las ciudades sigan actuando para una transición a un modelo energético libre de combustibles fósiles. Otras ciudades de Estados Unidos, como Pittsburgh, también afirmaron que no abandonarán sus compromisos climáticos.
De momento, el Gobierno de Mariano Rajoy no ha reaccionado. A última hora del jueves, la Moncloa no había emitido ningún comunicado oficial al respecto. Tampoco hubo reacción del Ministerio de Medio Ambiente, liderado por Isabel García Tejerina.
Santiago Sáez
La Marea
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