El presidente de Ecuador, Rafael Correa, afronta la recta final de su gobierno: en mayo dará el relevo al vencedor de las elecciones presidenciales del próximo 19 de febrero y pondrá así fin al mandato presidencial consecutivo más largo de la historia democrática de ese país. Con motivo de su retirada o "jubilación", como él mismo la ha definido, Correa ha realizado una gira de despedida en la que ha visitado Barcelona, Valencia, Murcia y Madrid, ciudades donde reside la mayor parte de la comunidad ecuatoriana en España, más de 430.000 personas en total, según los datos facilitados por la Embajada de Ecuador en España.
En su visita a España se ha reunido con Mariano Rajoy y con el rey. ¿Han llegado a algún acuerdo?
No, la visita fue para saludarles y agradecerles, porque siempre me he sentido apoyado por ellos. Lo que ha hecho España por Ecuador lo apreciamos mucho: recibir a nuestros hermanos migrantes, que tuvieron que salir del Ecuador después de una terrible crisis en 1999, el apoyo que nos dieron con el terremoto, que fue una tragedia horrible, la más grande de los últimos 70 años, y todo el apoyo para la firma del acuerdo comercial con Europa. Con el rey Felipe hay una empatía, yo lo estimo muchísimo y a su padre también. Con el presidente Rajoy, a pesar de que estamos en las antípodas del espectro ideológico, lo considero nuestro amigo y siempre nos apoyó como gobierno y como país.
Su llegada al poder en Ecuador, a través de movimientos ciudadanos, recuerda un poco a lo que ocurrió aquí con las alcaldesas Manuela Carmena y Ada Colau. ¿Qué le falta a España para que esos movimientos calen en la política nacional?
Lo nuestro fue incluso más complicado, porque realmente fue una rebelión ciudadana lo que hubo, llegamos sin organización política, la hemos creado a través de todos estos años. ¿Qué es lo que falta? Yo creo que el cambio de un orden mundial que no solo es injusto, es inmoral, no vendrá de ciudadanos del tercer mundo, vendrá de los propios ciudadanos del primer mundo. Es interesante lo que está pasando en Estados Unidos, las movilizaciones que hay son las más grandes desde la guerra de Vietnam. Ojalá la llegada de Trump a la presidencia haga reaccionar a la gente en Estados Unidos y en todo el mundo desarrollado. Falta mayor conciencia, mayor compromiso y que se consoliden esos movimientos sociales en grupos más orgánicos con visión de poder.
¿Cómo afectan las políticas de Trump a los países latinoamericanos? ¿Puede unir?
Habrá costo, habrá dolor, pero también habrá oportunidades. Sí puede unir. Lo hablamos en la quinta cumbre de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). En defensa de nuestros migrantes eso podrá unir a América Latina, homogeneizar el lenguaje de América Latina. Va a haber dolor por el tratamiento a los migrantes, por los discursos crueles, inhumanos, y acciones que acompañan a este discurso. Va a haber costos por el proteccionismo de Estados Unidos, el principal mercado de Latinoamérica, pero va a haber oportunidades. Ese proteccionismo también lo podemos aplicar nosotros. Y no debe ser una mala palabra, entendido como políticas nacionales para desarrollar el aparato productivo. Ahora tenemos la oportunidad para construir nuestras propias capacidades nacionales, para aumentar, por ejemplo, el comercio intrarregional.
¿Han hablado en la cumbre de la CELAC de compromisos para hacer frente en bloque a esta nueva coyuntura geopolítica con Trump?
No. Hubo avances, pero debería haber compromisos, es el espacio adecuado. Hubo declaraciones en apoyo a los migrantes, pero se pudo hacer mucho más, a nivel de discurso y a nivel de acciones. A nivel de discurso se pudo haber hecho mucho más, ser mucho más radicales y mucho más contundentes.
¿Cómo definiría en una frase el muro que Trump quiere hacer en la frontera con México?
Una ingenuidad extrema, creer que la inmigración se va a parar con muros. Se para con justicia, con solidaridad, con prosperidad para todo el planeta.
¿Y el veto a los inmigrantes musulmanes?
Una falta de humanidad.
¿Y las medidas proteccionistas de Trump?
Eso crea un signo de interrogación, porque en muchos casos yo haría lo mismo. Trump gana porque le habló a ese trabajador no cualificado que perdió su trabajo porque la empresa se fue a América Latina, a la India… En muchas cosas yo haría lo mismo. Señores, ustedes me invierten en el país, si quieren invertir fuera perfecto, les pongo impuestos a los productos que me quieran meter. Pero primero el país, si son capitales ecuatorianos, primero el país.
Ante el auge de los discursos de ultraderecha en Europa, ¿le preocupa que puedan amenazar la estabilidad mundial?
Claro. Sin embargo, en Alemania va a ganar Merkel. En Holanda puede ser que siga la extrema derecha y en Francia puede ser que llegue a una segunda vuelta Le Pen, pero no creo que gane. Pero está claro que esa fuerza de ciertos movimientos extremistas es un problema, primero para la paz mundial, para la estabilidad, pero también pueden generar reacción, que la gente reaccione. Y que sobre todo el primer mundo ya se comprometa a desterrar la discriminación, la xenofobia, el racismo, y vuelvan a tomar los ciudadanos, la inmensa mayoría, las riendas de sus respectivas sociedades.
Acaban de aprobar una Ley de Movilidad Humana, que garantiza los derechos de los migrantes y que la ONU ha alabado. Sin embargo, este organismo cuestiona otras medidas llevadas a cabo en la UE en materia de acogida y reparto de refugiados. ¿Qué opina de ellas?
Es lastimoso cómo trata Europa a ciertos refugiados, en campamentos, aislándolos, impidiendo la principal movilidad, que es la movilidad humana. Es fácil ver los toros de lejos, hay conflictos muy graves como el conflicto sirio, pero creo que sí hay formas más eficientes y humanas de enfrentar esa clase de conflicto. Y sobre todo, jamás olvidarlo: Europa siempre fue región de emigración, de salida, y a los europeos los recibimos con los brazos abiertos en América Latina. Por ejemplo, a los españoles durante la Guerra Civil. Ahora que es tierra de recepción de emigrantes se ponen todas estas trabas y estas barreras, también hay que reflexionar sobre eso. Somos muy respetuosos con la autonomía de cada país, de cada región, pero sí creemos que un derecho fundamental es el de la movilidad humana. Eso es lo que dice nuestra ley: la movilidad humana como derecho, los derechos de los extranjeros que van a vivir al Ecuador, pero también la obligación del Estado ecuatoriano de garantizar los derechos y extender siempre los programas que se aplican a nivel nacional para la comunidad ecuatoriana en el extranjero.
Respecto a la campaña electoral, el candidato oficialista, Lenín Moreno, lidera las encuestas para relevarle en el cargo. ¿Qué espera de su sucesor?
Si las elecciones fueran mañana, sí se ganaría de una sola vuelta, pero faltan aún tres semanas. Hay legado, el cambio en el país es evidente, hay convicción y hay candidato. Lenín es un gran candidato, junto a Jorge Glas (vicepresidente y candidato a la reelección). ¿Qué espero? Que continúen con este proyecto, este cambio histórico en este país, obviamente haciéndolo mucho mejor o menos mal de lo que nosotros pudimos hacerlo.
Durante su mandato han logrado reducir la pobreza, mejorar las carreteras, la sanidad, la educación... ¿Tiene usted algún asunto que le haya quedado pendiente?
Muchos. Esto es un proceso en marcha. Como me dijo una sencilla campesina ecuatoriana: "Presidente, sabemos que hay mucho por hacer, pero también sabemos que nunca has hecho tanto como ahora". Por ejemplo, me hubiera gustado tener más tiempo para hacer una campaña de cambio de costumbres, el pitar en la calle, el respeto al peatón, etc.
¿Cómo ha afectado a la economía ecuatoriana la caída de los precios del petróleo y el terremoto de Ecuador?
En estos últimos años, cuando nos ha ido bien hemos tenido el agua hasta el cuello, y cuando nos ha ido mal ya hemos tenido el snorkel, para no ahogarnos. En dos años se derrumbaron el 40% de las exportaciones, eso no se veía desde hace 30 años y significó perder cerca de 10.000 millones de dólares. Eso en un sistema dolarizado es mortal porque tiene un efecto recesivo terrible en la economía. Al no tener moneda nacional no tenemos cómo contrarrestar esos choques externos. No solo en el precio del petróleo y las exportaciones petroleras, también el banano, rosas, camarón, etc. Y en esos casos se tiene que depreciar la moneda, pero como no tenemos moneda nacional, el dólar se apreció, exactamente lo contrario. Eso tritura la economía. Hemos tenido que ser extremadamente creativos, austeros, hicimos el ajuste más grande de América Latina. Y tuvimos el terremoto del 19 de abril, que nos hizo perder más de 3 puntos de PIB. Han sido años durísimos. Sin embargo, ya la economía ecuatoriana muestra una gran recuperación, un gran dinamismo, y todos estamos sorprendidos de la capacidad del país para superar estas dificultades. También ha habido políticas acertadas.
¿Cómo se están recuperando las zonas más devastadas del seísmo?
Hicimos una ley especial que les iba a dar (a los damnificados) unos 1.400 millones, aunque las pérdidas suman cerca de 3.000 millones, más créditos de contingencia, tenemos unos 2.200-2.300 millones, de los que ya se han invertido cerca de mil en estos nueve meses desde el terremoto. La construcción marcha a pasos acelerados, pero por rápido que vayamos esto va a durar años. Solo en viviendas hay cerca de 45.000 destruidas o afectadas. Todavía tenemos gente en albergues, la prioridad es darles una casa.
¿Siguen necesitando personal cualificado para trabajar en Ecuador?
Sí, pero hemos avanzado muchísimo. Tuvimos el programa Ecuador Saludable, voy por ti, que era para repatriar profesionales, ya que cuando sucedió la crisis salieron miles, especialmente profesionales sanitarios, y ahora están retornando al país por centenas. Pero también han venido españoles, porque ha avanzado mucho el sistema de salud público, también para la academia (universidad). Se ha invertido lo que siempre ha sucedido, antes se habían fugado cerebros, ahora estamos robando cerebros de los países más desarrollados.
¿Seguiría animando a los jóvenes españoles recién licenciados a buscar una oportunidad laboral en Ecuador?
Por supuesto, están las puertas abiertas. Conversando con el rector de la Universidad Complutense me quedé sorprendido con lo que gana aquí en el inicio de su carrera un profesor universitario. Nosotros estamos pagando más, así que en buena hora se pueden ir a enseñar a Ecuador.
¿Cambiaría algo si pudiera volver atrás en su mandato?
Mucho. Uno comete errores.
¿Qué cambiaría?
Designaciones. Me equivoqué muchas veces en programas. Más que equivocarme, fueron mal ejecutados y fracasaron. Con la experiencia que tenemos ahora, no fracasarían.
¿Se arrepiente de alguna medida, por ejemplo, la controvertida Ley de Comunicación?
La Ley de Comunicación fue uno de los más grandes aciertos. Pero hay otras leyes en las que tal vez exageramos, como la ley electoral. De hecho, ha sido una campaña electoral bastante aburrida, pero entre otras cosas por el estricto control de gasto electoral y el bajo gasto electoral permitido. En esa ley exageramos. Por supuesto que ha habido errores en ejecución, pero las grandes decisiones, las grandes estrategias, han sido totalmente acertadas.
¿Qué hará cuando deje de ser presidente?
Dormir (risas). Por unos tres meses hibernar. Yo vengo de la academia y quiero volver a la academia, tengo lecturas atrasadas por montones, me gusta mucho escribir, tengo planificados unos cuatro o cinco libros... Así que me dedicaré a leer, a escribir, si me invitan a alguna conferencia, si me invitan a tener alguna cátedra… Tampoco a tiempo completo, lo que le quiero dar es mucho tiempo a mi familia, pero por ejemplo la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) me ha invitado a dar la cátedra Raúl Prebisch, que es una vez cada semestre.
Su marcha supone casi el fin de una era dorada de dirigentes de izquierda en América Latina. ¿Tiene continuidad la izquierda?
Por supuesto que sí, podrá haber retrocesos, pero volver al pasado, nuestros pueblos no lo permitirán. Los procesos seguirán, América Latina nunca volverá a ser la de antes, y no hay que tener una lectura irreal de lo que ha ocurrido. Por ejemplo, la derecha argentina anda con ajustes, en Venezuela, en las elecciones legislativas la mayoría fue absoluta para la derecha, pero sacaron el 40% después de 15 o 16 años de gobierno. Evo Morales tiene un respaldo enorme en Bolivia, nosotros en Ecuador tenemos un respaldo enorme. En Nicaragua acaba de ganar Daniel Ortega con más del 70% de los votos. Puede haber retrocesos, tal vez en un momento dado tuvimos la época de oro de izquierdas en América Latina, en 2007-2008, donde en Sudamérica, de diez gobiernos, ocho eran de izquierdas, pero en lo recorrido no hay marcha atrás.
Sara Ríos
20minutos
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