Estremecedores sacudones de casi 2 minutos remecieron a la isla de Chiloé y localidades como Quellón y Melinka principalmente.
Pocos minutos después un país entero parecía soplar de cara al Océano Pacífico, para contrarrestar la potencia del dañino Tzunami anunciado al comenzar la tarde. Ruegos, súplicas y buenas vibraciones parecieron detener la muralla de agua que nunca logró materializarse sobre las costas sureñas.
Y en un desenlace poco creíble, no se reportó ningún muerto y ningún herido a consecuencia de tamaño geo-remezón.
Pareciera que 3 factores se combinaron para que ello fuera así (Estamos hablando de un terremoto):
-La cultura sísmica del país.
-La no tan elevada densidad de población de la región afectada.
-La coincidencia de haber ocurrido en un día feriado.
Al parecer, todo esto se conjugó para dar paso a un verdadero Milagro de Navidad.