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Fragmentos de Vida

Las Catacumbas de París...
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Las Catacumbas de París...

Por Maica Rivera

jueves 29 de diciembre de 2016, 02:54h

"Arrète! C'est ici l'empire de la mort"

Jacques Delille

"Esta es la morada de las sombras, un sueño sin despertar y una noche eterna. Quien quiera que seas; ¿que quieres?.

Detente! He aquí el Imperio de la Muerte…"

Inscripción que reza a la entrada de las Catacumbas de París en el Distrito XIV. Visitarlas es reflexión sobre muerte y vida; un entender como el nacer no implica vivir. Caminar entre tanta muerte es sentir la vida hervir. En lenguaje silencioso y eficaz, los estrechos pasillos hablan a la mente y al corazón, pues hablan de vida más que de muerte.

Catacumbas; galerías subterráneas excavadas en la profundidad de la tierra. Las más conocidas y estudiadas son las de Roma del S. II construidas para enterramiento de los primeros cristianos, a veces utilizadas como lugares de culto pero principalmente “lugar donde el cuerpo muerto duerme esperando el resucitar de la vida”. Nada que ver con “Les carrières de París” -las canteras de París-, piedra caliza que sirvió para construir la mayoría de los monumentos y edificaciones de la ciudad de la luz... aquí ciudad de la oscuridad.

El uso de estas desgastadas minas, para el almacenaje de huesos humanos, fue establecido en 1786 por Charles-Axel Guillaumot, Inspector General de Canteras; todo eso debido principalmente al exceso de restos humanos que llenaban los cementerios de la ciudad. Especialmente en el Cimetière des Saints-Innocents (Cementerio de los Santos Inocentes), que ante los problemas de salud e higiene donde los muertos dañaban a los vivos, decidió cerrar sus puertas en noviembre de 1785 y un nuevo imperio de la muerte reinó en el centro de París, a más de 20 metros de profundidad , con más de 300 km de extensión, el de unas simples canteras bendecidas y convertidas en algo más que cementerio, ocultaron a la resistencia, fue lugar de prácticas rituales siniestras como misas negras... las entradas secretas por alcantarillas y metro a este subsuelo aún existen.

En 1870 la apertura de nuevos cementerios en las afueras de la ciudad, fue motivo por el cuál "Les carrières de Paris" cerró sus puertas a los muertos... que no así a los vivos. Es tal la curiosidad que desde los comienzos de la historia el ser humano tiene sobre la muerte, que las Catacumbas en 1870 ya eran visibles para el público. Hay registros de visitas de Condes y personajes de la corte desde 1787, así como en la revolución francesa... el Imperio de la muerte siempre ha sido punto de interés para la vida, documentos de Napoleón registran esas visitas puntuales, envueltas en un halo de misterio y mundo prohibido.

La actual visita es solo una ínfima parte de los interminables túneles que recorren las entrañas de París. Las catacumbas parisinas son consideradas la mayor necrópolis del mundo, un mínimo de 6 millones de parisienses descansan en ese Osario lleno de historia.

El descenso; 130 escalones tan estrechos que hacen interminable la sensación de llegar a lo más profundo de París, por debajo del metro y del río Sena... sin saber qué encontrarás en el trayecto hasta la salida. No hay guía por el simple hecho que no hay pérdida.

Una vez entras la única salida está al final de casi dos kilómetros de galería. Unos 45 minutos en el subsuelo más profundo imaginado; el sonido desaparece, la temperatura, humedad y olor te recuerdan que las condiciones allí abajo no son las adecuadas para los vivos sino para los muertos, que orgullosos y altivos, son los dueños de un París infinito y oscuro.

Inspiración de músicos y poetas, porque allá donde exista dolor y misterio habita una musa; esa que no conoce de vivos o muertos, tan solo de belleza, y belleza no es exclusiva de vida, pues la muerte también es bella... serena y eterna.

Belleza sublime que a veces enamora engañando a vivos y muertos, volviéndose etérea e inalcanzable. Mundo exclusivo de ella y para ella... donde nace la leyenda de la hermosa Dama Vestida de Blanco. Espectro que habita en estos túneles. Si quedas solo aunque sea un segundo, ella saldrá a orientarte. Deslumbra su mirada que encierra el dolor de millones de almas cuyo número solo ella conoce. Musa fuerte y poderosa, pocas encierran tanto sufrimiento y a la vez tanta belleza... será un segundo infinito que olvidarás pues lleva una condena el verla, enorme desgracia... También recibirás un regalo; inspiración, capacidad, sensibilidad... no concebirás vida sin crear y nunca volverás mirada atrás para lamentar. En tu interior y aunque no recuerdes hay algo que sabes... la inspiración y con ella la vida, te abandonará en un año... es el precio de haber bajado a su mundo.


Conocer las catacumbas en soledad es la única manera de hablar con la vida y la muerte.

Allí, sola… no recuerdo haberla visto, sin embargo cuando me puse a escribir ella y su descripción dirigieron mi texto…quizás la vi y no la recuerdo. Lo que es cierto que ya nunca miro atrás. Así como es cierto que París inspira tanto en la superficie como en el subsuelo. Quizás el poder de la Dama es tan grande que traspasa túneles, galerías, huesos y calaveras...


Su condena de muerte, podría no ser otra cosa que ella nos abandone en un año, y así los más osados somos castigados con un insoportable sentimiento de pérdida…

Cada año recorro París y su subsuelo. Locura que salva al genio de la cordura y calma maldita... creo que la musa está aquí conmigo; compañera, amiga y confidente. Musa, Luna y mi mochila recorremos el mundo; inspiración, tristeza y alma vieja... mochila llena de palabras que a veces vaciamos de almas extraviadas, nos turnamos para soportar tan enorme carga... por eso Luna llora en noches de luna llena, Musa muere una vez al año y yo... solo escribo, no soy Luna ni Musa, solo alma mortal que viaja y cuestiona la vida. Contadora de historias que como siempre digo, no son la mía ni la tuya, sino la suma de milenios de vida.

No es lugar masificado por el turismo, pasadizos bajos, estrechos, en los que con paso rápido -que no firme-, avanzas por galería que parece no terminan… olor denso a tierra y polvo que va impregnando los sentidos de muerte en vida. Te recuerda que este no es tu mundo…y tú sin embargo no huyes, pues entre tanta muerte necesitas Musa que inspire un motivo de vida. La leyenda de la Dama Blanca es algo que padres susurran a hijos, no suele estar al alcance del turista... aunque todos saben y conocen quién allí habita, ni fantasma, ni espectro, ni princesa escondida... es Musa.


Un abrazo,

Maica Rivera

www.maicarivera.com

  • Galería de las Catacumbas

    Galería de las Catacumbas

  • Entrada al Osario de las Catacumbas de París

    Entrada al Osario de las Catacumbas de París

  • Osario de las Catacumbas

    Osario de las Catacumbas

  • El espectro de la Dama Blanca

    El espectro de la Dama Blanca

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