Su origen hay que buscarlo, pues, en la etapa de la colonización fenicia cuando llegaron a GADIR- actualmente Cádiz, la ciudad más antigua de Occidente –Las huestes de aquel pueblo procedente de Caldea que, huyendo de la persecución israelita, arribaron a éstas costas y posteriormente se internaron en el territorio para fundar la hoy ciudad de JEREZ DE LA FRONTERA.
LA SEMILLA
Los fenicios trajeron las primeras cepas, que después siguieron cultivando griegos, romanos y árabes, hasta florecer en lo que ahora es toda una industria, no por artesanal menos importante, integrada por 82 empresas que crían y exportan el jerez a ciento trece países.
La cuna del jerez abarca un gran triángulo entre los ríos Guadalete y Guadalquivir, enmarcado por las ciudades de Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda, hasta limitar con el Atlántico en los arenales y marismas de la costa gaditana.
DENOMINACION DE ORIGEN
Porque es vino importante y universal, el vino de jerez está protegido y amparado por un Consejo Regulador del que depende la Denominación de Origen JEREZ-XÉRÉS-SHERRY, dentro de cuyo ámbito geográfico se incluyen – aparte las citadas poblaciones – Chipiona, Trebujena, Rota, Puerto Real y Chiclana de la Frontera, todas ellas de la provincia de Cádiz y Lebrija, que administrativamente corresponde a Sevilla.
Es vino natural por cuanto en su composición solo se dan clima, uva, tierra, tiempo, tradición…..y esmero
Veinte mil hectáreas de viñas cultivadas primorosamente y gratificadas con 295 días de sol, en conjunción con un suelo de albarizas (tierras de excelente calidad para el viñedo, retentivas del agua y muy profundas) que guardan en sus entrañas el agua precisa absorbida durante 70 días de lluvia, propician la madurez de las vides, que es la base principal de los vinos jerezanos.
ARTE Y RITUAL
Cada gota de jerez es el resultado de una elaboración delicada y paciente, transmitida de generación en generación durante siglos. Engalanado con tan solemne título de nobleza, el delicioso “oro líquido”, vino famoso entre los famosos, deleita desde siempre a los paladares del mundo entero.
El sistema de crianza de éstos vinos se realiza según dos modalidades: el de “añada” y el de la “solera”. De la tradicional crianza den las clásicas botas de roble (barriles de hasta 600 litros de capacidad) por el sistema de “criaderas y soleras” nacen tres tipos de vinos: Fino. Amontillado y Oloroso.
El Fino es un vino de color oro pajizo, pálido, aroma intenso y delicado, ligero, seco con graduación alcohólica que varía entre 15,5º y los 17º.
La manzanilla es un Fino de Sanlúcar ligeramente amargo, cuyo sabor recuerda el de la manzana ya madura. Le da ésta característica el haber nacido de una cultivada en terreno algo salobre por su contacto directo con el Océano.
Los Amontillados son vinos de color ambarino, transparentes y de sabor avellanado, a los que la influencia de los años ha hecho cambiar de color, sabor y aroma. Están entre los 16º y los 18º de graduación alcohólica. Loa buenos degustadores de ésta variedad de vino suelen acompañarlo con “tapas” de jamón serrano, queso manchego o charcutería bien curada.
El tercer tipo es El Oloroso, vino de color oro oscuro, mucho cuerpo y seco, expresivamente aromático como indica su nombre, y de graduación entre 18º y 20º. Es un vino reconfortante, cuyas cualidades resaltan cuando se consume en su temperatura ambiente.
BEBIDA CIVILIZADA
A grandes rasgos esto pudiera ser todo en cuanto a los vinos de jerez se refiere; unos datos a manera de orientación, sin más pretensiones que acercar a quien lo lea una información matizada del tema “Jerez”, esa mezcla de y equilibrio armonioso de azúcares naturales, ácidos frutales y esencia de las uvas, que hacen de este delicioso néctar una fuente de orgullo, un arte de encantamiento con su mística y sus leyendas propias.
Si acaso añadir que ésta “bebida civilizada”, como la definiera Somerset Maughan, tiene además sus ritos y exigencias: el catavinos se ofrece llenándolo hasta un poco más de la mitad. Y se recibe tomándolo por su pie o peana, entre el pulgar y el dedo índice, para evitar transmitir al vino el calor de la mano, a la vez que se da un ligero movimiento rotativo para agitarlo suavemente y disfrutar del aroma que desprende antes de beberlo a pequeños sorbos, paladeándolo.
Pueden creerme; tomándolo así el jerez sabe mejor.
Si (
No(
