"Sabía que tarde temprano cogería este tren. A diferencia de hace dos años, ahora me veo preparado mentalmente para afrontar el reto más difícil de los que podía escoger. Estoy mal acostumbrado porque lo he jugado siempre todo, pero estoy preparado para competir con los mejores jugadores del mundo. Sólo pienso en salir de aquí y empezar a entrenar", declaró durante la rueda de prensa de su presentación.
Con su familia presente en la primera fila de una Sala París del Camp Nou llena a rebosar, el de Arenys agradeció el esfuerzo hecho por el club por traerle de nuevo a Barcelona, y reconoció haberlo pasado mal durante las negociaciones. "Han sido meses de sufrimiento porque nos sabía cuando se acabaría todo ni donde estaría mi futuro, pero hoy me quito un peso de encima", se sinceró.
"Sé que hay gente que está dolida conmigo por haberme ido joven y no me lo perdonarán nunca, pero daré hasta la última lágrima de sudor para no defraudar a nadie ni al club que siempre he querido. Seré el hombre más feliz del mundo si puedo ayudar aunque sea sólo un poco, y voy a luchar lo que sea para hacerme un sitio en el equipo, sea en la posición que sea", prometió.