El argumento de “Cambalache”

Lo digo porque no es raro escuchar a veces esta afirmación. Recordemos que el tango se estrenó a principios de 1935, primero por Sofía Bozán en el Teatro Maipo de Buenos Aires y poco más tarde, el 25 de febrero de 1935, en la película “Alma de bandoneón”, para la que en realidad había sido escrito. En la cinta lo canta Ernesto Famá con el acompañamiento de la orquesta de Francisco Lomuto. Gardel se encontraba entonces en Estados Unidos y un mes después partía desde Nueva York para realizar su última gira, la que terminará con el accidente que le costó la vida en Medellín, Colombia, el 24 de Junio de 1935. Nunca grabó “Cambalache”, es posible que por vía epistolar, alguien le haya hecho referencia del tema, nada más. Sin duda, hubiera sido un auténtico éxito en la voz del ídolo. Tocando este tema en mi última intervención en el programa “El color de la tarde” presentado por Mª José Bosch en Inter Radio, comentábamos sobre la terminología que emplea Discépolo en la letra. Tenemos que recordar que estamos en años muy convulsos, en una Argentina que está saliendo de un golpe militar, con distintas facciones políticas que se disputan el poder, con una mezcla de personajes que buscan en él su propio beneficio y que se están posicionando para el incierto futuro que se avecina. El autor encuentra un perfecto caldo de cultivo que vuelca en esa prosa en la que utiliza a personajes célebres para ejemplificar que: “¡Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor!...¡Ignorante, sabio o chorro, generoso, estafador!” y plasma como si de un pintor se tratara escenas de la vida cotidiana: “Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos.”

¿Y cuales son esos célebres personajes que introduce el autor en su tango? ¿Cuántos oyentes se han detenido en ellos para saber quienes eran?. Por supuesto que no hace falta recordar quién fue Napoleón ni San Martín, uno de los héroes de la Independencia Americana, pero sí alguno de los nombrados. Recordemos la referencia:

“¡Que falta de respeto, que atropello a la razón/¡ Cualquiera es un señor!/¡Cualquiera es un ladrón!/ Mezclao con Stavisky va Don Bosco y “La Mignón”, /Don Chicho y Napoleón, / Carnera y San Martín...”. Y en la frase siguiente justifica perfectamente el porque del título: “Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches/ se ha mezclao la vida,/ y herida por un sable sin remaches/ ves llorar la Biblia contra un calefón.”.

El primero con el topamos es Alexandre Stavisky. Este fue un estafador internacional que desarrolló sus maléficas habilidades por los años que cita Discépolo en “Cambalache” Uno de sus golpes más importantes le llevó a la cárcel. En el año 1933 fue el autor de una gran estafa consistente en la falsificación de Títulos del Crédito Municipal de Bayona, Francia. No soportó el encierro y en 1934 acabó con su vida. Tal vez el amigo lector recuerde la película de Alan Resnais en la que el delincuente es encarnado por el actor Jean Paul Belmondo. Como contrafigura del mal y del bien, surge la inmensa talla de San Juan Bosco (Don Bosco), fundador de los Salesianos y canonizado por el Papa Pío XI en el año 1934. Mignón (del francés mignone, “querida”, “nena”),  sobrenombre usual de las prostitutas, (Discépolo emplea la palabra como sinónimo de prostituta) (1). Y cita al final a Don Chicho, en realidad Juan Galiffi, mafioso argentino de la época y Carnera, Primo de nombre, boxeador italiano que fue campeón mundial de peso completo en 1933.

Y hasta aquí los apuntes que quería traer sobre este tema . Siempre se dice que “Cambalache” está permanentemente de actualidad. El algún momento hablaremos de otras composiciones de Discépolo para que se vea la coherencia en sus argumentos tangueros. De todos modos, existe un precedente al tema al que hoy hacemos referencia. Invito al lector a recorrer la letra del tango “Al mundo le falta un tornillo” de Enrique Cadicamo la letra y de José María Aguilar, la música. Este sí lo grabó Gardel, el 22 de febrero de 1933.

(1)  Jose Gobello y Jorge A. Bossio.

El 28 de marzo de 1935  parte  Carlos Gardel con sus acompañantes para realizar la última gira. Embarca en el parquebote “Coamo”, que suelta amarras en el puerto de Nueva York al anochecer de ese día. Entre sus acompañantes se encontraban sus secretarios José Corpas Moreno y José Plaja (que era además su profesor de inglés), Alfredo Le Pera, autor de la letra de varios de sus tangos y guiones cinematográficos y por último, sus guitarristas, Guillermo Barbieri, Angel Riverol y José Mª Aguilar. Debutan en el teatro “Paramount” de San Juan de Puerto Rico, el 3 de Abril, para tocar en días subsiguientes distintos escenarios del país, con éxito rotundo. Apoteósico es también el recibimiento y el debut en Caracas donde el 25 de abril se presentan en el teatro “Principal” de la capital venezolana. Habían llegado al país por barco. Son recibidos también y  a teatro lleno, en otras localidades de la nación. Se despide en Maracaibo el día 22 del mes en cuestión. Al día siguiente, llegan a Curazao en la nave “Medea”. Esta isla holandesa de las Antillas menores le sirve de puente para trasladarse a la isla de Aruba, y este trayecto es el primero de Carlos Gardel en avión. Es el vuelo de bautizo del cantante, y lo hace de mala gana, ya que siempre había manifestado su aprehensión a la experiencia.