Salamanca, Piedra Ilustrada

Y hemos vuelto a recorrer y gozar de la Plaza Mayor, el gran salón de la ciudad; de las catedrales, su espiritualidad; de la Universidad, que proporciona el acceso al conocimiento; de la Casa de las Conchas, que encierra el poder político y, en fin, de San Esteban, el descubrimiento.

De muchas formas se la ha descrito. Ciudad del Pensamiento, de Encuentros y Saberes, de Verdad y Belleza, dorada y azul…. Pero, de ella llama especialmente la atención es su vitalidad, su juventud contagiosa, que impregna su elevada población de jóvenes estudiantes.

Hermosa y con un legado monumental e histórico sobresaliente y bien conservado llega a su mayor esplendor al atardecer y al amanecer, cuando el sol convierte la piedra de Villamayor en oro. Sabia, asentada en piedra ilustrada, con una de las universidades más antiguas de Europa, sigue abierta al visitante, generosa, amable que nos acoge como en tiempos acogió a personajes como Unamuno, Lope de Vega, Fray Luis, Francisco de Vitoria, Colón, Torrente Ballester, Ignacio de Loyola o Santa Teresa de Jesús.

Para planificar la escapa siempre es aconsejable acercarse hasta la Oficina Municipal de Turismo, que se encuentra en la Plaza Mayor, y solicitar asesoramiento. A nosotros, se nos trazó un itinerario para recorrer en dos días no solo los principales monumentos, sino, también, las posibilidades de disfrute de sus calles y plazas llenas de gente, así como de la gastronomía y de la noche alegre y divertida. En la oficina se nos informa de la audio guía, las visitas guiadas y la tarjeta Salamanca Card.

Preparado ya, por tanto, para la visita a esta Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

La mañana la podemos dedicar a dar un paseo por la Plaza Mayor y observar los detalles de sus medallones. Después nos acercamos a la Universidad, en la que se pueden visitar estancias únicas como la biblioteca antigua y los claustros.

Visita obligada es la Casa de las Conchas, hoy convertida en biblioteca pública, a la que se permite su acceso al patio central, donde siempre nos sorprenderá alguna exposición, como nos ocurrió a nosotros con una muestra fotográfica colgada de sus paredes.

Y, en frente, la Universidad Pontificia y la iglesia de La Clerecía; desde las torres de La Clerecía podemos descubrir una panorámica espléndida de la ciudad. Esta zona está siempre muy transitada por multitud de estudiantes que acuden a clases en alguna de las facultades que por allí se asienta. NO escasean, precisamente, los cafés y librerías.

A la hora de comer, hay donde elegir entre alguno de los restaurantes que ofrecen comidas a la brasa y asados, platos tradicionales donde no falta, por supuesto, el jamón y el embutido de Guijuelo y el queso de Arribes. En algunos locales puedes probar el farinato típico de Ciudad Rodrigo, con huevos fritos o en versión más moderna en revueltos, croquetas o espuma.

Hay que ver las catedrales, la antigua y la nueva. Después, completamos esta visita con la subida a través de la exposición Ieronimus, a las Torres Medievales de la Catedral. Son trescientos angostos escalones que merecen la pena subir para disfrutar de los tejados de las catedrales y de las extraordinarias vistas de Salamanca.

El Museo de Automoción, situado en la antigua Fábrica de la Luz, muestra una fabulosa colección de vehículos y objetos a través de los que podemos observar la evolución estética del automóvil. Es visita recomendada. Por la noche es aconsejable recorrer el centro para ver los edificios iluminados. Y para picar, hay una amplia y bien cuidada oferta de bares de tapas, la mayoría situados en la Plaza Mayor y en sus alrededores.

El resto de la noche a disfrutar de la fiesta por los bares de marcha nocturna. Hay varias zonas: Gran Vía, calle Bordadores, Plaza de la Reina y los más alternativos, Plaza de San Justo y calle Varillas.

El segundo día de estancia en la ciudad, aún nos queda mucho ver, Empezamos por el Convento de San Esteban, iglesia dominicana en la que Colón buscó el apoyo ante los Reyes Católicos para su expedición. Frente a él está el Convento de las Dueñas, con un bellísimo claustro. Dos espacios cargados de leyenda nos sorprenden en la calle San Pablo: la misteriosa Cueva de Salamanca, donde cuenta la leyenda que los estudiantes aprendían ciencias ocultas, adivinación y magia; y el Patio de la Salina. Se ven, también, los restos de las antiguas

Continuamos nuestro recorrido visitando el Museo de Art Nouveau Art Déco, emplazado en un palacete modernista situado en la calle Gibraltar, que ahora se llama Expolio, a raíz de trasladar a Cataluña parte de los fondos del Centro de Documentación de la Guerra Civil, que se encuentra en próximo. Otro, el Domus Artium, el centro de arte contemporáneo ubicado en la antigua cárcel provincial. Continuamos el recorrido visitando alguna de las pequeñas iglesias de la ciudad y paramos en el famoso Café Novelty, un lugar con historia, frecuentado por tertulianos, ganaderos y estudiantes.

O si prefieres puedes conocer la ciudad de otra manera. En la Oficina Municipal de Turismo te dan alternativas: dando un paseo en bici, recorriendo el carril bici por el parque fluvial, el campus universitario y algunos barrios de la ciudad; o por el centro histórico. En el Espacio joven (C/ Arco nº 11 Entreplanta www.amigosdelabici.es) puedes alquilar una bicicleta.

Las compras las podemos realizar en el centro, en los alrededores de las calles Zamora y Toro; y también en la calle María Auxiliadora. Si queremos comprar carnes, embutidos o productos tradicionales, nos acercaremos al Mercado Central, edificio modernista que bien merece una visita. Por toda la ciudad abundan las tiendas de jamones y embutidos.