A los pocos días estando yo en la siesta pensé en la extrañeza de la chica y me animé a que hablar con ella, a llamarla o a lo que sea. Ha aparecido así una amistad maravillosa que en opinión de mi hija debo de cuidar con mucho cuidado.
Ella es diseñadora gráfica y vive sola en un cuarto piso sin ascensor, sus padres viven en Benicassim, pueblo costero con playa lleno de recuerdos para mí.
Es un poco despistada y no es fácil el quedar con ella pues tiene muchos compromisos. Ha viajado hasta Japón en las vacaciones a pesar del dolor de su pie, lo que demuestra que tiene mucho coraje. Los dos, ella y yo tenemos algo en común, nuestras dolencias y nuestras enfermedades, estamos fraguados en el dolor.
Ella es diseñadora gráfica de portadas y yo escritor, así que algún día podremos colaborar y quizá ganar algún dinero; por ahora cuidamos nuestra amistad, pues ya se sabe la amistad suele durar más que el amor, pero es una planta delicada y débil que hay que cuidar y regar todos los días.