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Opinión: “Es Mi Sentir...”

Los muertos no existen

viernes 17 de marzo de 2023, 23:42h

17MAR23 – MADRID.- Cuánto me cuesta, en diferentes ocasiones, poder comprender el uso que tratan de darle a algunas expresiones vertidas por personas nada útiles a la sociedad, pero muchas veces mal traducidas como palabras solidarias, palabras amigas, de acompañamiento o pronunciadas con dudosa honestidad que ocultan duras realidades. Para mí, además de la dificultad que encierran o el misterio que las rodea, muchas veces me parecen equivocadas, hipócritas, falsas e inadecuadas.

Los ejemplos que podemos citar son muchos, basta con escuchar un discurso, principalmente político, para darnos cuenta que la mayoría cree que haciendo promesas al prójimo cuando éste se encuentra acongojado por la muerte violenta de una mujer por maltrato o por la muerte de un hijo le será más fácil convencerles o engañarles. Los que las pronuncian quieren aparentar solidaridad con un drama ajeno solo pensando en la ganancia que obtendrán.

Para esto, utilizan cualquier sustantivo, adjetivo o verbo que muchas veces, la mayoría de ellos, no comprenden y menos saben cómo utilizarlo durante el discurso. Me situaré en una palabra que ya resulta “sucia” o “mal usada” o utilizada como moneda de cambio para ocultar corrupción o mentira, me refiero a la palabra: “Paz”, esta palabra la usan los políticos creyendo que las trastornadas familias de mujeres asesinadas, de mujeres agredidas, de niños violados ante el altar mayor o de hombres desesperados por no tener un puesto de trabajo buscan en el suicidio una existencia mejor sin que los que dominan el planeta aporten lo que por obligación debe aportar. Entonces aparece el diputado, el senador o el ministro vomitando palabras baratas ante el cadáver de una mujer asesinada: “Qué la paz le acompañe”, “Descanse en paz”

Es en ese momento cuando yo grito:

“¡Los muertos no existen!”

Pero a pesar de estos gritos que no son solamente los míos, el político corrupto que no se siente satisfecho con ser un hipócrita ante personas destrozadas por el dolor sino que como una hiena siempre con hambre, en este caso de dinero, se hace cómplice de algún descerebrado genocida que invade otro país argumentando que lo hace por mantener la paz, y lo hace con fusiles, tanques, aviones, bombas y, para ello, los lacayos o cómplices festejan bombardeos de ciudades, colegios, hospitales y residencias de mayores que seguramente cree son sus enemigos, sin olvidar torturas y fusilamientos en masa de personas inocentes y desarmadas que los criminales llaman “enemigos”

Y, nacen al mismo tiempo los defensores del genocida y sus secuaces, con sus vestimentas verde oliva también de corruptos que no son la mayoría, pero tampoco la minoría y argumentan a través de los medios de comunicación que siempre mienten diciendo una y otra vez que asesinar pueblos enteros sin respetar mujeres y niños, ancianas y ancianos que mueren destrozados, quemados y muchas veces, violados, lo hacen por mantener esa paz. Este comportamiento demuestra que no solo los políticos manosean dicha palabra.

También los cabecillas de los valientes y gloriosos que, con rostro aparentemente acongojado, despiden a miles de jóvenes con el pecho destrozado por las balas diciendo con cierto aire hipócrita: “Descansen en paz, defensores de la Patria. La Patria no los olvidará"

Lo dicen mientras el tintineo de las vergonzosas medallas que le cuelgan del pecho derraman minúsculas gotas de sangre inocente que envenenan el aire.

Sí, en muchos lugares del planeta, cada día, un ente verde oliva o algo parecido, despide a miles de cadáveres ofreciéndoles la paz o vociferando que murieron buscando esa “paz”; mientras, destrozados padres, madres, viudas, huérfanos y amigos lloran en silencio y ésta sucia ceremonia se repite maldiciendo a los enemigos, mientras los enemigos maldicen a otros enemigos. En las hipócritas palabras de adiós se habla de valentía, coraje, amor a la patria y amor a una bandera y las palabras las pronuncian aquellos que nunca han disparado una bala, pero sí reciben altos salarios y cenas de reyes.

Y yo grito:

“¡Los muertos no existen!”

No falta, desgraciadamente, en este circo o pantomima mundial, la presencia de un representante religioso, es quizás la parte más denigrante, más asquerosa de todos los momentos en que se usa la palabra paz como justificante de un asesinato. La Iglesia prepara lo que llaman “altos dignatarios” para despedir a niños asesinados por el sistema injusto que domina un mundo apoyado por las sectas religiosas de todo el mundo y de todas las creencias ofreciéndoles que vayan en “paz” al encuentro de un dios que les quitará el hambre con oraciones que imparablemente, cada día, menos gente cree. Dicen los altos dignatarios o representantes: “Id en paz”, “Que la paz le sea eterna”, “Que la paz les acompañe”, es quizás una de las frases más sucias que se usan para despedir un cadáver… Cómo es posible desear “paz” a unos bracitos, unas piernecitas y una cabecita que pertenecieron a un niño que ellos ayudaron a matar de hambre, un cuerpo que no tuvo leche, pan ni abrigo, o amenazar a un campesino al que le impidieron protestar por el trato abusivo y denigrante que reciben del terrateniente diciéndoles que: “Dios lo castigará"

La hipocresía y la seguridad que creen divulgar con las palabras vomitadas por el sacerdote y que, suponen, calmará el dolor de los familiares hace que las sectas religiosas siempre quieran estar presentes. Si es un hombre cualquiera envían a un cura de cualquier parroquia dentro del escalafón sacerdotal, pero no así cuando la despedida es para un dictador traidor y asesino, entonces se hacen presentes los altos dignatarios, que buscan publicidad en un sistema corrupto y crimninal.

Todos los cadáveres reciben el mismo deseo.

Cuando el sacerdote, el político y el inútil verde oliva dijeron: “que la paz les acompañe”

Yo gritaba:

“¡Los muertos no existen!”

Viví una experiencia repugnante al tener que acompañar a un amigo cuando fue sepultado, era un trabajador que protestaba las injusticias que acepta el sistema que domina el planeta y que esclaviza a hombres y mujeres del mundo entero, está demás decir que mi amigo murió “de muerte natural” un día cualquiera. En el camposanto, a la entrada, un rótulo publicitario dice: “Cementerio Católico”, me pregunté por qué recibían a mi amigo si él era culto y honesto, además de éste rótulo, el camposanto está tapizado con carteles que dicen: “mantener silencio, dejad que los muertos descansen en paz”

¿Se puede escribir algo más imbécil?

¿De qué otra forma descansa un cadáver?

¿Acaso alguien ha pensado poner una discoteca dentro del camposanto?

Yo creo que la palabra paz está tan manoseada como los pechos de una prostituta, ya es tiempo que dejen de pronunciarla a cambio de votos, de dinero, de fanáticos o defensores de la patria.

¡Cómo es posible desear paz a un cadáver y no luchar por la paz en este momento de nuestra existencia!

¡Las mujeres que hoy están en el mundo, los hombres que hoy están en el mundo, los niños que hoy están en el mundo, quieren vivir en paz!

¡Ahora!

¡Los muertos no existen!

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