Éste es, de hecho, uno de los aspectos a tener en cuenta que muchas veces se olvidan en el intento de ayudar a quien está atravesando este delicado trance en su existencia, por lo que en el artículo presente intentaremos detenernos en algunas de las cuestiones que hacen de este apoyo mental, imprescindible contención durante las semanas, los meses o los años de sufrir la enfermedad.
En la actualidad, son muchos los centros médicos como la Clínica Checa que hacen hincapié en la necesidad de cobijar a estos individuos, deteniéndonos no sólo en los procesos físicos por los que pasan, sino también en los psicológicos, incluso por la influencia que tienen para la recuperación.
La evidencia científica avala el abordaje psicológico del cáncer
La Mental Health América -MHA-, una organización sin ánimo de lucro dedicada a atender a todo aquel que padezca problemas de salud mental en los Estados Unidos, ha dedicado varios estudios recientes, explicando por qué es trascendental abordar psicológicamente esta situación difícil.
Quienes forman parte de esta institución, explican que es clave la detección temprana del cáncer, tanto porque eso permite una mayor probabilidad de sobrevida, como porque puede analizarse semejante noticia de una forma más optimista con el paciente, detallándole el procedimiento puramente médico, pero también cuáles son esos sentimientos con los que va a convivir.
Lamentablemente, al día de hoy hay un alto porcentaje de personas que siguen lidiando con cáncer y que no cuentan con el asesoramiento especializado de un experto en salud mental, que esté con ellas cuando lo necesiten de modo puntual, pero además adelantándose a los posibles eventos.
Las estadísticas indican, asimismo, que una de cada tres personas que lleva adelante un tratamiento contra el cáncer en simultáneo tiene un problema común de salud mental, siendo en la mayoría de casos un trastorno depresivo, una prevalencia hasta tres veces superior que en los no enfermos.
Esto pasa, entre otras cosas, porque el cáncer y la depresión comparten algunos síntomas comunes, de manera que quienes están detrás del paciente creen que la aparición de éstos se relaciona con la enfermedad y no con un trastorno depresivo, por lo que desatienden el cuadro mental, que debería considerarse indispensable a la hora de elaborar una terapia integral, que contemple toda la salud.
Por otro lado, es demasiado habitual que los centros oncológicos en los que se llevan a cabo esos tratamientos contra el cáncer no cuenten con profesionales formados en atención psicológica. Generalmente desbordados, a veces es imposible pedirles que reparen en esa dimensión.
De ahí que las clínicas especialmente preparadas para pacientes con cáncer se estén volviendo cada vez más relevantes en el panorama nacional, como una solución en la que realmente se consideran terapias integrales, para una mejor calidad de vida del paciente, y mayor probabilidad de curarse.
(CN-04)