Sinceramente, no me causa satisfacción esta ola de "solidaridad" para reconstruir un monumento que admito, es único y que representa un patrimonio de la Humanidad... pero del mismo modo que propios y extraños se han apresurado a meterse la mano al bolsillo para "donar" dinero y "ayudar", la Iglesia Católica, acaso la más pérfida organización socio-político-económica transnacional más poderosa del planeta, bien podría -con el mismísimo Vaticano y su "Don" al frente-, haber descolgado el teléfono y ordenar a sus "consigliores" la inmediata transferencia de fondos al gobierno o responsables franceses para restaurar ese monumento emblema de la Humanidad.
Por mi parte, antes de contribuir con un euro a la reconstrucción de ese templo, preferiría darle ese euro a un comedor benéfico-social para gente pobre que apenas puede comer una vez cada dos o tres días y que están más cerca de nosotros de lo que nunca estará la catedral de Notre Dame... (Desde luego, este mundo va de puto culo...)