El antiguo bastión socialista minero de Hénin-Beaumont, dirigido ahora por un alcalde del Frente Nacional (FN), ha sido eregida por el partido de extrema derecha como un ejemplo de gestión a menos de tres meses de las elecciones presidenciales.
En 2014, esta ciudad de casas de ladrillo del norte de Francia y con 26.000 habitantes, fue la primera en elegir a un alcalde del FN en una sola vuelta, una victoria local que la líder del partido Marine Le Pen espera repetir a nivel nacional.
Una parte del ascenso de su partido anti-inmigración y anti-UE se explica por su popularidad creciente en ciudades como Hénin-Beaumont, donde escándalos de corrupción y despidos masivos han alejado a los electores de los partidos convencionales.
Tres años después de su elección, los habitantes de esta ciudad están contentos con la gestión del alcalde del FN, Steeve Briois, el nieto de un minero de la región.
"Como mucha gente de aquí yo era de izquierda pero me cambié de campo y no me da verguenza decirlo. Fuimos traicionados, robados. Este alcalde cumple con sus promesas", estima Elisabeth Develter, una exempleada de supermercado ahora jubilada.
Develter fue una de los más de 1.000 habitantes de esta localidad que asistieron el domingo a la recepción de Año Nuevo que ofrecía la alcaldía, con Le Pen como invitada de honor.
En su discurso, Briois, de 44 años, detalló la lista de promesas cumplidas, como la reparación de las aceras, la organización de un mercadillo navideño y sus esfuerzos por reactivar la economía local en una ciudad golpeada por la desindustrialización en donde el desempleo alcanza el 18%, casi dos veces más que la media nacional.
Cada uno de sus logros recibió una salva de aplausos.
'En abril votaré por Marine'
Le Pen ganaría la primera vuelta de las elecciones del 23 de abril, pero sería derrotada en la segunda ronda del 7 de mayo por el centrista Emmanuel Macron, según los últimos sondeos.
El candidato de la derecha, François Fillon, perdió su título de gran favorito, después de que se revelara que habría contratado a su esposa e hijos como asistentes parlamentarios, por cientos de miles de euros, en empleos supuestamente ficticios.
En abril "votaré por Marine", señaló entusiasta Elisabeth, de 70 años. "No quiero ni de la izquierda ni de la derecha. Los que están en el poder nos han engañado. Son ellos los que hicieron subir al FN, no nosotros".
En los años 2000, Hénin-Beaumont estaba al borde del precipicio tras la desastrosa gestión y las prácticas fraudulentas del alcalde socialista Gérard Dalongeville.
La extrema derecha, bien implantada localmente, se presentó con éxito como la salvadora de la ciudad.
Ahora, el alcalde Steeve Briois se felicita por haber "recobrado la confianza de los habitantes que estaban hastiados" de la política. Hasta el punto de hacer olvidar los escándalos que salpicaron en el pasado a otros municipios del FN en el sur de Francia.
Pero esta imagen lisa esconde una realidad preocupante, alerta la oposición municipal.
Hace cuatro meses la alcaldía de extrema derecha votó una declaración titulada "mi comuna sin migrantes". Y esto, sin motivo particular ya que en la zona no hay ni un centro de acogida para migrantes.
"Crear ansiedad para levantar adhesión esto es típico del populismo", se lamenta el socialista Stéphane Filipovitch.
"El FN en Hénin-Beaumont es Dr Jekyll y Mr Hyde", estima Marine Tondelier, consejera municipal ecologista, que denuncia la "intimidación" que sufren las asociaciones, los políticos y los periodistas locales que critican a la extrema derecha. "Aislan a la gente que resiste", afirma.
Pero estas voces críticas son minoritarias en Hénin-Beaumont, a diferencia de a nivel nacional, señala Steeve Briois, quien es también miembro del equipo de campaña de Marine Le Pen.
"Desde 2011 hemos progresado en cada elección. Pero una parte de los franceses rechaza al FN. Antes 60% pensaba que éramos el diablo en persona, ahora 40% lo piensa. Nuestra misión es aquietarlos", explica.