15ENE17.- Global Times, el periódico oficial del partido único de China, sorprendía el viernes con un editorial en el que advertía que, de continuar el desafío diplomático del gabinete de Donald Trump, los dos países «deberían pensar en prepararse para un enfrentamiento militar». Sólo un día antes otro diario, el China Daily, hacía una insinuación similar a raíz de las declaraciones del que será el futuro secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson.
Tillerson se metió en terreno fangoso al criticar en el Senado estadounidense la ambición del gigante asiático con las islas del Mar de China Meridional -que se disputa con Filipinas o Vietnam- y compararla con la anexión de Crimea por parte de Rusia. Fangoso porque, a falta de que Trump sea investido presidente, los periódicos chinos han dejado a un lado su prudencia habitual para lanzar al magnate republicano su más peligrosa advertencia.
Quien conoce el funcionamiento de un régimen como el chino sabe que cuando habla el diario oficial habla el partido único. Aunque eso no tiene por qué significar que haya que tomarse sus palabras al pie de la letra. Más que una amenaza real, las advertencias del China Daily parecen un puñetazo en la mesa para mostrar a EEUU que la China de la no injerencia en asuntos internacionales no dudará en tomar medidas drásticas si le tocan lo que considera que es suyo.
Otro ejemplo, además de la política exterior, es la economía. Pekín sabe que su gigante económico se encuentra en un momento clave en el tablero de los mercados internacionales. Atendiendo a su PIB, es la segunda mayor economía del mundo, sólo por detrás de Estados Unidos, y desde hace largo tiempo se especula con que podría acabar a la cabeza. Aunque muchos auguran que la llegada de Trump al poder acelerará este proceso, no está tan claro lo que va a suceder a partir de ahora.
Por primera vez, el presidente chino, Xi Jinping, realizará una visita de Estado a Suiza y participará en el Foro Económico de Davos que comienza el próximo 17 de enero. Esa reunión podría ser clave para China, que parece contar con el visto bueno (o, al menos, la mirada amable) de los socios del Foro Económico Mundial. No así Estados Unidos: según el último informe del organismo, uno de los temas más preocupantes para la economía de cara a los próximos 10 años es el ascenso de los populismos en Europa y Norteamérica, y estos problemas centrarán el debate en Davos -donde parece que se obviará el populismo ya existente, como el de Pekín.
Lo que está por ver en este conflicto entre Pekín y Washington es qué posición adoptará Moscú, un aliado de China y ahora, tras el acercamiento de Trump a Putin, parece que también de Estados Unidos.
El posicionamiento de Moscú podría convertirse en una pieza clave en la política internacional de los próximos años. Aunque han cobrado mucha fuerza los rumores de un acuerdo económico entre Rusia y el gigante asiático, la irrupción de Trump en la Casa Blanca podría suponer un punto de inflexión en la relación entre el Kremlin y el Partido Comunista de China de ahora en adelante.
Llegado el momento, ¿qué medidas tomaría China de continuar el desafío de la administración Trump? ¿Es la amenaza de un conflicto bélico un propósito real de Pekín o la respuesta se traduciría, más bien, en una guerra económica entre las dos potencias y sus aliados?