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Grandes Voces Hispanoamericanas (VII)

Julio Sosa, “El Varón del Tango”

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
Julio Sosa, “El Varón del Tango”…
Julio Sosa, “El Varón del Tango”…

La noche del accidente, -el tercero de su vida-, madrugada del miércoles 25 de noviembre de 1964 comió muy poco, cantó dos tangos (uno de ellos “La Gayola”), bebió gaseosas y un cognac. Todo esto sucedía en la cantina “El Varón del Tango”, en el barrio Abasto de Buenos Aires, en la esquina de Zelaya y Anchorena donde anteriormente, existía un establecimiento llamado “El Toscano”, que había sido comprado un año antes por Serafín Puente quien le cambió el nombre en homenaje a su amigo, el cantante de tangos Julio Sosa(1)

Portada de uno de los numerosos libros que se han publicado sobre la vida de éste cantante…
Portada de uno de los numerosos libros que se han publicado sobre la vida de éste cantante…
Julio Sosa tenía “pinta” de “cantor de tangos” muy al estilo que impuso Carlos Gardel..
Julio Sosa tenía “pinta” de “cantor de tangos” muy al estilo que impuso Carlos Gardel..

Recuerda Serafín Puente, que aquella noche, se formó una mesa larga con doce personas y que se bebió moderadamente.”(2). Sosa se retiró del local junto a una mujer (la señorita MQ) (3), abordó su coche y pasadas las tres de la madrugada, colisionó con otro vehículo “que sorprendió con su trompa al coche de Julio Sosa “ (4) que se estrelló contra un-semáforo y se detuvo cien metros más adelante. Sobrevivió 30 horas. A las 9,30 horas del jueves 26 de noviembre de 1964, Julio Sosa, “El varón del Tango” había dejado de existir.

Julio María Sosa Venturini había nacido el 2 de febrero de 1926 en la localidad uruguaya de Las Piedras. De familia muy humilde, su padre Luciano Sosa, era peón de campo y Ana María Venturini su madre, lavandera. Apenas terminada la escuela primaria tuvo que salir a ganarse “los garbanzos” para ayudar a los suyos. Hizo de todo, fue vendedor ambulante de bizcochos, podador municipal de árboles, lavador de vagones, repartidor de farmacia, marinero de segunda y otros menesteres. Tenía una única hermana, mayor que él, María Rosa, nacida en 1924. Su ambición era ser artista.

A los nueve años vive de cerca la tristeza de su padre ante la muerte de Gardel. “No entiendo cómo no siendo ese señor Gardel de mi familia, ni siquiera del barrio, podía causar tanto pesar su muerte”.(5)

Desde muy pequeño comenzó a cantar (debutó a los 10 años en el bar de Juan Angel Viñas), interviniendo también en varios certámenes de aficionados. A los doce años participó en un concurso que se realizaba en su ciudad. Fue ganador y recibió diez pesos oro, con los que se compró un pantalón Y así continúa la historia de su niñez y adolescencia, con altibajos, cantando en distintos sitios y luchando por lo que quería: ser cantor de tangos. A mitad de la década de los cuarenta, fue vocalista de la orquesta de Carlos Gilardoni, en Uruguay. Luego en la capital, Montevideo, integró las de Hugo Di Carlo, Epifanío Chaín, Edelmiro “Toto” D’Amario y Luis Caruso. +

Con este último grabó cinco temas en el sello Sondor. Corría el año 1948.A todo esto, se había separado ya de su primera mujer Aída Acosta, de su misma edad, con la que se había casado en 1941 con solo quince años. En 1951, ya en Buenos Aires, se casa con Nora Edith Ulfeldt, danesa de 18 años. Sosa cantaba en el club Montecarlo con la orquesta de los maestros Enrique Mario Francini y Armando Pontier. De este matrimonio nació su única hija, Ana María, que ha heredado los derechos de su obra. Esta última boda se anuló jurídicamente en el año 1956. Sosa se casó por tercera vez en 1959, en su ciudad natal, con Susana Rita Merighi, Esta boda duró hasta el deceso del cantante, el 26 de noviembre de 1964.

En Buenos Aires

Antes de ingresar a la orquesta de Francino-Pontier, Sosa había hecho una prueba en la orquesta típica de Joaquín Do Reyes. El director (poco visionario por cierto) consideró que la voz del uruguayo era un tanto dura para el estilo interpretativo de la agrupación. Después de la orquesta de los dos directores señalados pasó a la Francisco Rotundo y en 1955 se integró a la de Pontier, ya separado de Francini. Muchos temas inolvidables de esa época quedaron registrados en vinilo, hoy felizmente masterizados en versiones digitales.

Citemos algunos: Cambalache, La gayola, Mala suerte, Tengo miedo, Padrino pelao y otros. En 1960 publicó un libro de poesías, “Dos horas antes del alba” y puso letra al tango “Seis años” con música de Edelmiro D’Amario. A partir de 1960 comenzó su etapa de solista y junto a uno de los grandes, el bandoneonista Leopoldo Federico y su orquesta, emprendió una carrera de éxitos que convocaría a verdaderas multitudes en los sitios que se presentaba y dejaría grabaciones inolvidables en el entonces sello Columbia. Justamente, el periodista Ricardo Gaspari, jefe del departamento de prensa de la compañía, lo bautizó como “El varón del tango”.

Los restos de Julio Sosa fueron velados primero en el Salón La Argentina y ante la cantidad de gente que acudía a darle el último adiós, fueron llevados al famoso estadio Luna Park en Buenos Aires, famoso por sus combates de boxeo. A las 16,30, una vez retiradas las banderas uruguaya y argentina que cubrían el féretro, fue llevado por la Avenida Corrientes, acompañado por más de doscientas mil personas (casi cuatro mil eran uruguayos) y llevado al Cementerio del Oeste (Chacarita). Antes se había detenido frente al local “Patio de Tango” en la esquina de las calles Corrientes y Uruguay, último escenario donde actuó. Allí se escuchó su voz grabada entonando el tango de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera “Sus ojos se cerraron”.

Permaneció sepultado en La Chacarita en un nicho de una Galería subterránea por más de 14 años hasta que fue trasladado a uno perteneciente al Panteón del Centro de Suboficiales Retirados del Ejercito y Aeronaútica. El 29 de abril de 1987 fueron repatriados a su tierra natal

Grabaciones

Julio Sosa dejó muchas de sus canciones más aplaudidas. Desde aquella primera registrada en Uruguay el 25 de Junio de 1948 “Una y mil noches”, con la Orquesta de Luis Caruso, hasta la última hecha en Argentina con Leopoldo Federico, “Milonga del 900” de Homero Manzi y Sebastián Piana, el 18 de Noviembre de 1964.Recomendamos un doble disco compacto que recupera temas con las orquesta de Armando Pontier, con guitarras y con el maestro Leopoldo Federico. En este trabajo publicado en 1994, encontramos entre otros, los siguientes temas: Uno, Cambalache, Rencor, La Cumparsita (las dos versiones, con Federico y orquesta y en bandoneón solista, donde Julio recita el poema de Celedonio Flores “Porque canto así”), Mano a Mano, En esta tarde gris, Confesión y Milonga del 900.

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(1) (2) (3) (4) (5): Libro “Julio Sosa. El Varón del Tango” de Pablo Buffa, publicado por Ediciones Corregidor de Argentina, en el año 1990.

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