Tucanes Capturados y Maltratados por Indígenas en Misiones 

Argentina- Las autoridades de aplicación de la provincia de Misiones, zona Norte del país, estarían permitiendo daños a la fauna autóctona sin sancionar a los autores de los ilícitos y sin incautar y devolver a la libertad a especies que teóricamente estarían protegidas en el Parque Nacional Iguazú y otras áreas naturales, porque sabemos que en muchas jurisdicciones los cazadores furtivos, traficantes ilegales, transportistas cómplices y contrabandistas hacen lo que quieren y no sólo hay venta de animales vulnerables de extinción en las rutas, sino que salen cómodamente hacia Brasil y Paraguay con destino al mercado negro de Europa, Asia, EE.UU., etc., y en vehículos los envían a la Capital Federal donde también la Dirección Nacional de Fauna parece “ignorar” los negociados, entonces numerosas especies silvestres son vendidas como “mascotas domésticas”, movilizadas con guías de tránsito fraudulentas, otras veces con aparentes documentos “autorizantes” de direcciones de Fauna y Ecología de provincias del Norte argentino, incluso hay ejemplares amparados oficialmente en la Capital Federal como procedentes de “criaderos legalizados” (una importante veterinaria céntrica sería principal boca de expendio de fauna silvestre y también intocables ferias públicas de Capital y  Villa Domínico, provincia de Buenos Aires). El posible tráfico de influencias, connivencias y las extensas cadenas de complicidades permitirían impunidad total, imparable flagelo que por mes movería fortunas en dólares.

No se cumple la vigente Ley nacional N° 22.421 y Decretos Reglamentarios de Conservación de la Fauna , se vulneran normas legales provinciales y no se respetan los tratados internacionales CITES firmados por Argentina, paralelamente es burlado el Código Aduanero y demasiados funcionarios mirarían para otro lado (podría haber excepciones, pero no las conozco).

Coatíes, osos hormigueros, águilas, crías de yacaré, diversas boas, gatos salvajes, tortugas de tierra, vistosos tucanes, magníficos guacamayos, innumerables crías de monos Carayá y Caí, variedades de pájaros autóctonos, etc., van a manos de populares acopiadores y luego son distribuidos entre reducidores de pajarerías, ferias públicas,  “coleccionistas” de fauna y otras importantes partidas salen al exterior por tierra, agua y aire en forma de contrabando.

En varios viajes a Misiones -décadas atrás-, comprobé venta callejera de monos (generalmente bajo efectos de “tranquilizantes”), tucanes y guacamayos, igual en rutas de la provincia. Las insistentes campañas ecologistas de entes defensores de vida silvestre en la década del ’90  -después de mis duras protestas ante el mundo-, lograron aislados controles de las fuerzas de seguridad en fronteras y caminos, disminuyendo levemente el traslado de especies protegidas, pero como desde hace pocos años reina total inseguridad en el país por inconfesables motivos, se han multiplicado los actos de caza furtiva y tráfico ilegal de animales salvajes a sabiendas de autoridades de aplicación (ley de fauna) y de otros organismos que deberían prevenir  ilícitos.

Está siendo dañado el patrimonio natural y resultan damnificadas leyes vigentes y la economía nacional, pero continúan los dobles discursos y el pan y circo en momentos que muchas especies están en alarmante retroceso numérico. Autoridades “científicas” oficiales y “especialistas” en fauna  adictos a falsear estadísticas respecto a poblaciones de animales, niegan la grave situación por posibles directivas políticas, disfrazando la  verdad.

Caza de Tucanes y algo más…

Grupos indígenas pelean por sus derechos tratando de recuperar tierras que les pertenecerían desde la antigüedad, creen que van a encontrar “sensibilidad” y reconocimiento en los gobernantes (siglos sin ser escuchados sus justos reclamos) y continuarían con la mala costumbre de cazar especies vulnerables, las comen, usan sus cueros y plumas y también someten a cruel cautiverio a miles de ejemplares que sorprenden con trampas. Conste que he recorrido bastante, investigado durante décadas, rescatado millares de animales y mis informantes de todas partes son confiables, incluyendo ex traficantes.

Esta semana recibí triste noticia procedente de Misiones acerca de actos de crueldad con tucanes en la Aldea Guaraní Pindó Poty, es decir, tendrían ejemplares con las plumas de las alas recortadas y algunos presuntamente con lesiones irreversibles para que no puedan volar y sirvan -según datos locales- para “atraer” visitantes y vender artesanías. 

Causa indignación la documentación aportada por la fotógrafa de prensa Adriana Alvarenga que este invierno recorrió la mencionada aldea y habría conversado con caciques e integrantes de la tribu en plena selva misionera, tomando conocimiento que los guías turísticos -conocidos por autoridades oficiales- son los que sugieren a los guaraníes la ilegalidad de cazar y exhibir especies salvajes (protegidas por leyes vigentes) para mayores ventas e importantes ganancias de dinero.

Además, una familia yerbatera de la zona de Oberá con socios que se dedican a la ganadería, me confirmó el comercio de estas hermosas aves de picos gigantes, monos, coatíes y otras especies en comunidades indígenas.

El Tucán (de la familia Ramphastidae),  presuntamente llamado tu-ca  por los guaraníes, es un ave sociable que vive en selvas húmedas y cálidas, anida en troncos de árboles y durante el día vuela en grupos no muy numerosos, se posan en ramas altas, comen frutos, arácnidos, huevos de otras aves, etc., muy populares en el Parque Nacional Iguazú y otras bellos espacios verdes donde son cazados a sabiendas de las autoridades de fauna.

Respeto profundamente a los indígenas argentinos y del mundo -especialmente a las tribus de EE.UU. de Norteamérica- y no pretendo ofender a los funcionarios que se sientan aludidos, pero estoy cansado de ver hipocresía en nuestra decadente sociedad  donde es moneda corriente el “yo no fui” y lavarse las manos para cubrir apariencias; no hay comportamientos éticos en individuos que, por tener “cola de paja”, llegan al descaro de defender lo indefendible (no me refiero a alguien en especial). Nuestros bosques son destruidos, la fauna pierde hábitats naturales y es exterminada por el accionar de inescrupulosos cazadores furtivos en todo el país, las poblaciones de animales se reducen en número, se permite el “mascotismo” y “coleccionismo”, los actos de contrabando siguen imparables y hay sospechosa inacción oficial ante la venta ilegal de especies silvestres vivas, pieles y cueros, todo movilizado impunemente por rutas nacionales y provinciales y sólo escuchamos “consejos” y publicidades de fundaciones, entidades y organizaciones que viven bien gracias al dolor animal (no generalizo), sumando socios que dejan cuotas mensuales, donaciones de productos y otros elementos, obsequio de propiedades y recaudaciones de dinero fácil desde cuentas bancarias que el Estado no controla (yo empleo desinteresadamente dinero propio en bien del equilibrio ecológico y en defensa del patrimonio natural). Los  discursos y argumentos previstos por las autoridades aplicación no sirven, la fauna está desprotegida, mientras la clase política gobernante, ajena a la realidad,  “trabaja” para ganar futuras elecciones y obtener cargos públicos más altos y así sucesivamente desesperados por perpetuarse en despachos de poder (habría excepciones), ubicados de espaldas al pueblo.    

A las Autoridades de Aplicación de Santa Fe y Misiones…

Lo lamentable es que de mis informes siempre sacan letra algunos trepadores y pícaros particulares devenidos en “conservacionistas” y “defensores” de animales, que después cuentan las historias como “experiencias y conocimientos propios”, gente que está ramificándose en el Norte argentino, algunos integran asociaciones con personería jurídica y aspiran a ser  “inspectores” o “guardafauna”, se atribuyen roles que no les corresponde, convocan al público desde folletos y visitando escuelas, piden donaciones de dinero y con apoyo de policías y gendarmes “amigos” detienen vehículos en las rutas, se meten en campos ajenos, le sacan ejemplares silvestres a ciudadanos que no conocen sus derechos, no hay órdenes de allanamiento de por medio, no hay constancias firmadas (actas oficiales de comprobación) y el público común no sabe que estos individuos no son autoridades oficiales especializadas en fauna. “Socorren” animales  heridos y publicitan liberaciones sin ser peritos oficiales o veterinarios designados por direcciones de Fauna, trabajan sin órdenes judiciales,  no son entendidos, sólo audaces, y los funcionarios de Fauna y Ecología deberían prevenir al público e intervenir, tampoco tolerar que “refugios” de fauna y presuntos “centros de  rehabilitación” estén en manos privadas; las liberaciones deben hacerse previas revisaciones médicas y después de largas observaciones, sin acostumbrar a las especies a caricias y darle alimento acercando manos.  He observado videos de liberaciones recientes donde los monos que salen de las jaulas son acariciados y les dan comida en la boca, el año pasado hubo un caso donde aparentes proteccionistas secuestraron monos de un zoológico particular en Santa Fe y los liberaron sin conocimiento oficial, causando enojo en autoridades de Fauna. 

Para liberar fauna, los expertos deben preparar antes a los animales, no es misión de improvisados y opinólogos -aunque tengan buenas intenciones-, es tarea exclusiva de las autoridades de aplicación, en su defecto pueden mandar a la muerte a los ejemplares que quieren “ayudar”, también exponerlos a cazadores,  desparramar enfermedades, crear desequilibrio ecológico al soltar especies procedentes de Misiones en Santa Fe o viceversa; lagartos overos y boas de Corrientes o Paraguay liberarlas en Córdoba o Reconquista (provincia de Santa Fe), etc. Son  individuos caprichosos que buscan publicitar sus rescates y liberaciones y en trastienda podrían estar cometiendo irregularidades más graves. Entonces es hora que las autoridades de las Direcciones de Fauna de Santa Fe, Misiones y provincias cercanas, miembros de la Justicia en lo Penal y jefes de cuerpos policiales y de Gendarmería Nacional adopten medidas legales correctivas y alerten para que estas raras “hazañas proteccionistas” no se repitan con impunidad.

Los mencionados individuos saben cómo desenvolverse, recurren a intendentes municipales de pequeñas localidades, “dictan cursos” en colegios (¿quiénes autorizan?) y buscarían por todos los medios obtener credenciales oficiales. Me permito recordar que, más allá de defender a las especies protegidas y querer que todo se haga conforme a derecho, soy periodista de un área de investigación de corrupción y precisamente por respeto a las autoridades -esas que critico con razón-, desde aquí las notifico acerca de hechos inexplicables dibujados en apariencia como “buenas obras”. 

No dudo de la existencia de personas que aman a los animales y salen a defenderlos porque los funcionarios designados para esas tareas ejercen "vista gorda" y se quedarían en sus oficinas, pero las partes deberían tener presente que la fauna silvestre debe ser cuidada y socorrida por entes oficiales específicos y los policías y gendarmes -auxiliares de la justicia- no pueden resolver sin dar cuenta a las autoridades de aplicación.    

Por supuesta "comodidad" oficial se permitiría que cualquiera haga el trabajo ineludible de los que cobran sueldos de fondos públicos, actuaciones que tienen que prohibir, en todo caso que los defensores de fauna se dediquen a animales domésticos (lo que hoy no sería negocio ni daría “notoriedad”). No es trabajo para fanáticos, los particulares no tienen que jugar con fauna del patrimonio nacional y si quieren hacer las cosas bien, cuando vean descuido intencional de especies que denuncien por incumplimiento de los deberes de funcionarios públicos a los jefes de áreas de Ecología responsables. 

Hay guardaparques nacionales que nadie controla ¿qué podemos esperar entonces de los que se meten a manejar impunemente especies silvestres protegidas por leyes nacionales, provinciales e internacionales vigentes? El ciudadano que observa un animal salvaje en problemas debe denunciarlo ante la justicia y direcciones de Ecología y Fauna, no quedarse con recurrir únicamente a la Policía o Gendarmería porque estos uniformados llamarían a sus “amigos” proteccionistas de jurisdicción (habría excepciones), vicios que los gobernantes tendrían que erradicar comenzando por sancionar severamente esos aparentes abusos de autoridad en las Fuerzas de Seguridad y que sea la Justicia y direcciones de Fauna las que dispongan en casos de especies silvestres amparadas por normas vigentes.   

Las comunidades indígenas han reinado en bosques y espacios libres, hoy quieren consideración, respeto y derecho a una vida digna para no extinguirse, entonces que aprendan a convivir en armonía con los animales, hermanos que los han acompañado durante siglos en la selva. Han cambiado los tiempos, las especies autóctonas pierden todos los días más kilómetros cuadrados de hábitats naturales y no son valoradas, lo que hace que caminen peligrosamente hacia la extinción, motivo para que los indios se miren en igual espejo y cambien costumbres, que no vivan de los animales ni los exploten porque tarde o temprano la ley de Dios será muy dura con todos los que atentan contra la Naturaleza y los indios son los que más cerca están para cuidar y defender los derechos de estos vecinos de diferente escala zoológica: la fauna silvestre. 

No es necesario que alguna autoridad salga a aclarar para oscurecer, tampoco confundir al lector o embarrar la cancha con innecesarias explicaciones, los ciudadanos honestos se sentirán satisfechos el día que los funcionarios oficiales y los políticos prediquen con el ejemplo, y respecto al equilibrio ecológico que paren de destruir pulmones de la humanidad (espacios verdes), que la fauna vulnerable esté verdaderamente protegida y que no existan tantas ambiciones desmedidas y búsqueda de poder, menos tratar de enquistarse en despachos durante décadas para exprimir arcas públicas; se necesitan autoridades leales a la Patria , a la sociedad que posibilita los cargos y no que sirvan sólo a sus bolsillos, a familiares y amigos (no generalizo). 

Carlos Estrada  *escritor, ex periodista parlamentario, periodista de investigación, dedicado a actividades ecuestres, ex asesor en asuntos equinos y caninos de centros de instrucción y crianza, entendido en comportamiento, técnicas de rehabilitación y derecho internacional animal, rescates de más de 600 caballos del maltrato y actos de cuatrerismo a la fecha, proteccionista independiente de fauna salvaje impulsor en 1986 de la primera condena en la historia del Poder Judicial argentino contra un traficante ilegal de fauna, con incautaciones de reiterados millares de especies del mercado negro (incluyendo tigres, osos, leones, guacamayos, tortugas, variedades de monos, fauna australiana, innumerables pájaros, etc.), cargamentos de pieles y cueros, todo por muchos centenares de millones de dólares, iniciado como colaborador de científicos de áreas oficiales de todas las especialidades, también con veterinario director de zoológico municipal, con un ex director de reservas de fauna de Europa, con especialista canino de Alemania, instructores de equitación de Inglaterra, experiencias en todo tipo de terrenos y climas, graves heridas periódicas ocasionadas por animales y traficantes ilegales, numerosos trabajos  editados acerca de serpientes, arácnidos, guepardos, etc. Documentada trayectoria pública desde 1970, decenas de certificaciones oficiales y científicas y máximos reconocimientos internacionales que figuran en versiones taquigráficas legislativas, más de cincuenta informes en columna de conservacionista escocés del diario inglés  “The Buenos Aires HERALD” entre 1987 y 1993 aproximadamente, muchos cables noticiosos semanales de Agencia “France- Presse” (décadas del '80 y '90), revistas jurídicas y oficiales, varios centenares de diarios nacionales y extranjeros (prensa en papel), revistas especializadas, libros europeos, etc.

Buenos Aires, Argentina, 1° de agosto de 2012.

Aclaro al distinguido lector: como los informes no son leídos siempre por las mismas personas, al pie de todos mis respetuosos artículos -especialmente por el alto contenido de denuncia-, fundamento conocimientos para reforzar el tema desarrollado, haciendo hincapié en sólida experiencia profesional lograda a través de décadas y trayectoria pública extensamente documentada. Si toco la vanidad de algún opinólogo o los intereses de algún involucrado, pido disculpas.