En el año 2009 se finalizó la construcción de la nueva bodega, con capacidad para producir hasta 300.000 litros anuales de vino, y se aceleraron los trámites para posibilitar la ampliación geográfica de la D.O.P Valtiendas, y poder incluir en su demarcación la margen izquierda del río Duratón y el término municipal de Navalilla. En 2008, se solicitó al órgano de gestión de Valtiendas la ampliación. La adhesión de Bodegas Navaltallar a Valtiendas se aprobó por unanimidad en junio 2011. Esta circunstancia de la incorporación de Navaltallar a una D.O. ya constituida, supuso una medida muy excepcional, y llenó de satisfacción a la propiedad por el reconocimiento al trabajo bien hecho.
El viñedo de tempranillo, plantado a una altitud de 960 metros, sufre estrés térmico e hídrico debido a las temperaturas extremas del clima continental que soporta la comarca. Estas circunstancias posibilitan una maduración de la uva más lenta, para conseguir graduaciones alcohólicas contenidas, circunstancia que es una de las características de estos vinos tintos. La primera vendimia, muy escasa, pero de gran calidad, se produjo en 2005 y comenzó a comercializarse a finales del año 2007.
Alejandro Costa, Director Comercial y propietario de Bodegas Navaltallar, se siente muy satisfecho con lo conseguido en sus primeras elaboraciones, teniendo en cuenta que la primera añada en ser calificada dentro del Consejo Regulador ha sido la del año 2010. Navaltallar Joven - que ahora sale al mercado tutelada por la DOP Valtiendas -, representa el bautismo de fuego de la bodega segoviana en su recién estrenado estatus.
“Enfocamos nuestra manera de trabajar, tanto en el viñedo como en la bodega, para elaborar vinos en los que prime la delicadeza y complejidad por encima de la extracción y la madera”.
Tempranillos de Bodegas Navaltallar
Tienen en común las tres elaboraciones, ser todos ellos monovarietales del Tempranillo autóctono castellano de Valtiendas, con graduaciones alcohólicas contenidas. Bien cubiertos, con elegante capa de un precioso color rojo picota (de variada gradación cromática , según su tiempo de crianza en robles de distinta procedencia). Es muy curiosa la clasificación de estos vinos tintos que se identifican por su tiempo de crianza en madera.
El primero de los Navaltallar el Joven 2010 - en mi opinión -, adolece de algún tiempo más de botella, puesto que estaba recién embotellado… y eso le duele a un vino. Un mes o dos más en botellero lo afinará y redondeara, matizando toda su carga de fruta roja.
El Navaltallar Roble 8. Sorprendente complejidad en nariz, plena de matices… aunque algo corto en posgusto.
Navaltallar Roble 16 es mi favorito. Es un tinto delicado, con las gamas de aromas primarios y terciarios bien presentes. Aterciopelado y con taninos domados. Muy largo en boca, está elegantemente marcado por el tostado de las maderas que lo han acunado durante dieciséis meses.