Maracaná cerró sus puertas a los turistas con miras al Mundial de 2014

Según se informa en los diferentes medios brasileros, las reformas están cumpliendo el plan inicial, a pesar de las críticas del Tribunal de Cuentas.

Así es que gran parte del estadio que albergó la final del mundo de 1950, está prácticamente demolido.

La historia cuenta que aquel 16 de julio, se definía el campeón en el partido Brasil vs. Uruguay. Las apuestas enteras eran por el local, que en ese momento vestía de blanco. Era imposible que perdieran. Eran los favoritos. La fiesta estaba preparada, hasta que un puñado de uruguayos vieron desde las tribunas como la Celeste hacía una de las hazañas más grandes de la historia y le daba vuelta el partido, ganando por 2-1 y enmudeciendo al país entero.

No sabían a quien darle la copa. Todo estaba preparado para la fiesta brasilera. Así fue que las paredes del Maracaná estuvieron 61 años pintadas de celeste, por una promesa que se había hecho y que les salió mal. Pero Brasil aprendió del error y el cambio de camiseta del blanco a la popular verde-amarela fue el clic que faltaba.

Ahora está irreconocible, esperando ser reparado para volver a organizar un Mundial. Las porterías están en el suelo, sobre montañas de escombro que aun no fue retirado, y es esa la principal razón de seguridad por la cual se cerró a los visitantes.

El costo total de la obra se estima en unos 423 millones de dólares, el más alto de los estadios a reformar para el Mundial de Brasil 2014.