Hace dos semanas cayó en mis manos un ejemplar de La Pastilla Rosa. Uno de los titulares era el mismo que voceaba en aquella ocasión el repartidor de periódicos: “Los hinchas se alzan contra el negocio del fútbol”. ¿Casualidad? Lo leí de cabo a rabo. En la segunda página vi el rostro del director, que no era otro que el repartidor. ¿Efecto de la crisis? Al llegar a la sección literaria, me enteré de que lo que tenía entre manos era un libro de cuentos editado en formato periódico. Busqué información sobre la obra y su autor: Rafael R. Valcárcel.
1- ¿Por qué eligió ese formato?
En mi anterior obra, Otras Palabras, busqué diluir el límite que se le adjudica a la ficción en un libro (relato número 28). Con La Pastilla Rosa, quise explorar desde la perspectiva opuesta: diluir el límite que el lector le adjudica a su propia realidad. Cuando uno lee un libro de narrativa se traslada a un mundo que reconoce como ficticio (poco o mucho, pero ficticio), distante en tiempo, espacio o por sus leyes naturales o humanas. Sin embargo, cuando uno lee un periódico, por más que la subjetividad rebose de las páginas, el suceso se asume como verídico. El pensar sobre lo que se está leyendo deja de ser un filosofar sobre supuestos y salta a un reflexionar sobre hechos concretos que afectan nuestro entorno, colectivo o individual.
2- ¿Con qué intención de fondo?
Tuve más de una intención cuando opté por el formato. Entre las principales, quise que el lector viviese los cuentos dentro de su propia realidad, sin emociones ficticias. Quise que el lector inicie una relación con las historias de La Pastilla Rosa en este plano de realidad y que las emociones que en él despertaran lo convirtiesen en un personaje de ficción de carne y hueso, durante unos minutos, horas, días o semanas; hasta que contrastase la información o llegase a la sección literaria del periódico donde se desvela que lo que se tiene en las manos es un libro de relatos.
Por otro lado, me interesaba que el lector se cuestione sobre la veracidad de los medios de comunicación. Sobre la verdad en sí.
Por lo que pude encontrar en internet, Rafael ha llevado distintas acciones peculiares con La Pastilla Rosa: ha voceado las noticias por distintas zonas de Madrid (estadio Vicente Calderón, inmediaciones del Congreso de Diputados, Gran Vía, etcétera), ha repartido 4 mil ejemplares en las bocas del metro como si fuese cualquier otro periódico gratuito, lo ha dejado en los asientos del transporte público y muchas otras ocurrencias más, buscando, según él, al Lector.
3- ¿A qué se refiere exactamente con el Lector?
Es probable que, desde un primer momento, el Lector, al que busco, dude sobre la fiabilidad de las noticias, pero el dudar es suficiente para que él respire dentro de las historias durante un rato, lo suficiente, espero, para sembrarle un “quizá si yo”. En busca de ese Lector, 13 mil ejemplares han circulado gratuitamente por Madrid a finales de 2010. Ese Lector es quien convertirá las noticias de La Pastilla Rosa en realidad, en cuatro, siete o diez años.
4- ¿Cómo se puede adquirir un ejemplar?
Se imprimieron 15 mil ejemplares. Como ya te dije, 13 mil se repartieron en Madrid, a finales de 2010, como cualquier otro periódico gratuito, para que los lectores viviesen los cuentos como si fuesen noticias. Los 2 mil restantes son los que ahora están a la venta. Se pueden comprar en La Butaca de La Gata Roja (calle Primavera,14) o por internet, en lapastillarosa.com.
Comprar un ejemplar es financiar esta historia, es contribuir al desvanecimiento de la frontera entre la ficción y la realidad que vivieron otros, durante minutos, horas o semanas. Además, este lector disfrutará de los cuentos con una perspectiva más amplia.
5- ¿Se publicarán más números?
No. La Pastilla Rosa es un libro sin una segunda parte. El número de edición que aparece en la portada, el 777, es sólo otro detalle para que el libro se vea como un periódico. Nunca se publicó el número 776 ni se publicará el 778.
6- ¿Lo has escrito con alguien más?
Empleé una serie de seudónimos para firmar las noticias, artículos de opinión, anuncios, cómics y demás elementos que componen la obra. Lo hice para reforzar el concepto de periódico, evitando distraer al lector con un nombre que se repitiera una y otra vez.
7-¿Cuál es el hilo conductor de la obra?
El hilo conductor es la naturaleza. La naturaleza en cuanto a lo ecológico y también en cuanto a nuestra conducta, distorsionada por los factores sociales, políticos y económicos. La representé con distintos trazos, recurriendo también a lo simbólico. Varias personas me han preguntado –entre ellas un sobrino– por qué decidí salir desnudo en el anuncio de la contraportada. Se me educó para sentir vergüenza de mi desnudez. Incluso culpabilidad.
Si (
No(
