La Generalitat y el Parlament se han situado al margen de la ley, como en el lejano Oeste norteamericano, pero el problema es que los forajidos no son los inmigrantes, “charnegos” y marginados, sino las instituciones y las personalidades de la Comunidad Autónoma. Desde hace ya algún tiempo, los poderes legislativo y ejecutivo de la Comunidad -y en algún momento hasta el judicial- vienen realizando actos de insumisión institucional, que alcanzaron su punto culminante cuando la Presidenta del Parlamento, Carme Forcadell, finalizo su discurso inaugural de la actual legislatura al grito de “¡Viva la república catalana!”.
Insurrección de la Generalitat
Durante años, la Generalitatse ha negado a aplicar algunas leyes nacionales y las sentencias del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional (TC) -especialmente las relativas a la utilización del castellano en la enseñanza-, sin que el Gobierno central apenas haya reaccionado ante semejante insubordinación. El enfrentamiento institucional se intensificó cuando –tras la irresponsable manifestación del Presidente José Luis Rodríguez Zapatero de que aceptaría las reformas al Estatuto de Sau que acordara el Parlament- éste adoptó el 30 de Septiembre de 2005 un nuevo Estatuto que era claramente anticonstitucional, pues partía de que Cataluña era una nación cuya soberanía emanaba del pueblo catalán. A su paso por las Cortes, el texto fue modificado, pero no lo suficiente como para hacerlo compatible con