Tampoco han aplicado reciprocidad en las exigencias de los mismos requisitos de entrada a los viajeros, con la única excepción de Brasil, que hizo esto último de forma puntual en marzo de 2008, sin que eso evitase que los brasileños sigan siendo el colectivo con más inadmitidos en Barajas.
Lo que sí han hecho estos países es manifestar su queja a España por estos casos. En el caso de Brasil y Argentina han llegado a producirse sendas reuniones al más alto nivel consular para intentar encontrar fórmulas de flexibilización. La reunión con los representantes brasileños se produjo en abril de 2008, después de que Brasil se decidiera a exigir a los turistas españoles los mismos requisitos que España pide a los brasileños. En apenas siete días, entre el 6 y 12 de marzo, impidió entrar en el país a 24 españoles, sextuplicando las denegaciones de entradas de ciudadanos españoles aplicadas en 2005, 2006 y 2007, que habían sido sólo 4. Las autoridades brasileñas adoptaron esta medida “tras notar que el número de los no admitidos en los últimos meses se había multiplicado por 20 y escuchar los relatos de muchos pasajeros que cumplían todos los requisitos y fueron deportados y maltratados”, según explicó un portavoz del Ministerio de Exteriores. Esta inusitada medida provocó una inmediata reunión de los Gobiernos de España y Brasil en la que se acordó que policías brasileños pudiesen colaborar en el aeropuerto de Barajas en el paso por la aduana de ciudadanos de este país, así como establecer una “línea directa” para resolver con agilidad incidentes que pudiesen surgir en ambas fronteras.
Argentina también mantuvo con España una reunión similar a finales de octubre de este año, después de que en ese mismo mes se multiplicaran los casos de argentinos inadmitidos que aparentemente cumplían todos los requisitos de entrada. Los más llamativos fueron los de Ada Guiara, una mujer de 88 años, viajera habitual a España, con hijos y nietos españoles, y la de la profesora María Cecilia Tonón, invitada por la Universidad Complutense de Madrid en el marco de un programa de intercambio para realizar prácticas durante 2 meses, que, a su regreso a Argentina, sufrió un aborto –estaba embarazada de 3 meses– debido al estrés. Tonón fue rechazada a pesar de que tanto el pasaje de ida y vuelta como su estancia en el Colegio Mayor Argentino habían sido pagados por el Ministerio de Educación de su país.
Juan Pablo de Laiglesia, entonces secretario de Estado de Asuntos Exteriores e Iberoamericanos y hoy embajador de España en la ONU, y Héctor Dellepiane, director de Asuntos Consulares del Ministerio de Relaciones Exteriores argentino, acordaron informar mejor a los argentinos que viajen a Madrid sobre la legislación migratoria española y aplicar ciertos criterios de “flexibilidad”.
En el caso de Venezuela, el supuesto maltrato de los policías aeroportuarios alcanzó al propio embajador en España, Isaías Rodríguez, quien el pasado 6 de noviembre fue “maltratado de forma verbal” en el control de pasajeros del aeropuerto de Barajas y su pasaporte retenido de forma indebida durante 15 minutos, según aseguró. “Hoy viví en carne propia el trato hostil que sufren muchos de los venezolanos que entran a España por Barajas”, señaló. El sindicato policial acusó al diplomático venezolano de “manipular” el incidente.
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