Dirigidas por Rafael Ruiz: Ana Hernández, violín; Mayte Olmedilla, viola y Lila Horovitz, contrabajo, actúan en trío, dúo o a solas en el transcurso de la representación de tres mujeres que interpretan música y han sido despedidas. Su unión al pie de una farola y un banco callejero da pie a numerosos gags y pequeños conciertos que bien merecen unas monedas.
El humor nace fundamentalmente de la mímica, de los gestos, en el más puro Charles Champlin o los Luthiers. El repertorio va desde Jules Massenet a Astror Piazzolla, pasando por Amadeus Mozart, Antonio Vivaldi, Henry Mancini o Georges Bizet.
Con los instrumentos se puede hablar, reír, molestar, sugerir… así lo ponen de manifiesto las artistas sobre una puesta en escena sobria. La música lo llena todo, pero sugiere complicidad, celos, enfados, risas, amistad y calor humano.
Muy singular la secuencia de navegar en un barco con los elementos mínimos y la música que acompaña. El espectáculo está creado, producido e interpretado por The Funamviolistas, que suman sus voces con armonía para ofrecer una estética muy suya, que evoca en algunos momentos la de las voces americanas de los años 40.
También tienes su gracia el baile del tango con el contrabajo de Lila Horovitz, el ballet de la violinista Ana Hermández y desde luego la voz bien modulada de Mayte Olmedilla.