Las imágenes de la grabación hablan por si solas: Un corpulento guardia de seguridad se sienta encima de un niño pequeño que, estirado en el suelo, grita, patalea y llora. El agente le cubre la cara y le golpea la cabeza contra el suelo, mientras los transeúntes observan asombrados. Al fondo, otro guardia retiene a un segundo niño, de 12 años.
La policía sueca asegura que los niños, que podrían ser marroquíes, se habían escapado de una casa de acogida para menores no acompañados y se estaban poniendo a ellos mismos y a los demás en peligro. Por su parte, los guardias se han justificado diciendo que los menores tenían un comportamiento violento.
Después de lo sucedido los pequeños lograron escapar y han pasado varios días hasta que los han localizado. Habían llegado hasta Dinamarca.
Se cree que los niños podrían haber ido a la estación de tren para esperar a algún familiar.