Condenado un boliviano a doce años de cárcel por una agresión sexual

Doce años de prisión y una causa pendiente con la Justicia es el precio que tendrá que pagar un joven boliviano procesado recientemente por un delito de agresión sexual. El tribunal de la Sección Primera, encargado de dirimir este procedimiento, ha equilibrado la balanza con una pena a medio camino entre la que pedía el fiscal, ocho años de prisión, y la que reclamaba la Acusación Particular, 18 años , 15 por la violación y tres más por detención ilegal. Asimismo, no se podrá acercar a la víctima durante diez años y tendrá que indemnizarla con 19.000 euros.

En la sentencia se recoge que la declaración de la víctima durante el juicio «fue absolutamente convincente, sin visos de falseamiento de la realidad, exageración o intento alguno de perjudicar al acusado». También ha valorado el importante shock postraumático que sufrió esta joven, ya que los distintos test psicológicos prácticados revelaron una importante ansiedad y una serie de síntomas relacionados con un trastorno depresivo.

Este testimonio junto al examen practicado por el médico forense son razones suficientes para declarar culpable a J.C. G. de agredir sexualmente a una joven a la que abordó cuando caminaba por el Paseo de San Eugenio, en Toledo y le colocó una navaja en el cuello para obligarla a que se metiera en el maletero de su vehículo.

El joven boliviano tuvo que parar el coche en la calle General Villalba por los golpes que la víctima estaba dando en el cristal desde el maletero y terminó advirtiéndole que la mataría si no se estaba quieta. A continuación, el procesado detuvo el coche en un descampado de La Legua y la obligó, amenazando con la navaja, a desnudarse y a mantener relaciones sexuales. Tras la agresión, el acusado trasladó a la víctima hasta la calle Marqués de Mendigorría.

El abogado de la defensa y, sobre todo, el acusado no pararon de insistir durante la vista oral, celebrada el 20 de enero, que el procedimiento «estaba viciado» porque no se habían practicado las pruebas que pidió esta parte y solicitó la nulidad de las actuaciones por entender que se habían vulnerado las normas y se había ocasionado indefensión por no haber practicado un seguimiento de las llamadas del móvil de la víctima. En este sentido, el letrado quiso apoyar la versión del acusado, que sostuvo que nunca la amenazó con un arma, que conocía a esta joven de otros encuentros y ese día le comentó que mandase a su mujer y a su hijo a su país porque estaba embarazada.

Si bien, el tribunal considera que no se han vulnerado las normas, que finalmente se admitió la prueba para investigar las líneas telefónicas de la joven y conocer si había llamado al procesado para una cita el día de los hechos. Además, el procesado admitió durante el juicio que la joven le había llamado desde el teléfono del trabajo, por lo que esta Sala no comprende la insistencia del letrado en conocer las llamadas de la víctima.

Las lesiones que presentaba la joven en las muñecas, heridas en las manos y un pinchazo en una pierna, entre otras, confirman los hechos. Y el reconocimiento ginecológico también señala lesiones típicas de una relación sexual «no consentida».

El tribunal no está de acuerdo con la Acusación Particular sobre la detención ilegal, a pesar de que la abogada comentó en el juicio que el procesado retuvo a la víctima a la fuerza en el maletero. Sin embargo, el magistrado sostiene que no hubo intención de privar de libertad a la joven, ya que el único objetivo del boliviano era cometer la agresión sexual.

el juicio. Al margen de la actitud del procesado durante la vista, que no atendió a razones y el magistrado se vio obligado a abroncarle en varias ocasiones, lo más llamativo fue que una de las testigos citadas para aquel día aseguró que a ella, que era menor entonces, también le había violado horas antes en un pueblo cercano, un detalle que también sacó a relucir la Acusación Particular. Aunque las partes renunciaron finalmente a este testimonio, el procesado todavía tiene esta causa pendiente por agresión sexual.