En los últimos días su historial ha crecido, mostrando unos ramalazos que nada tienen que ver con la imagen que hasta el momento había mostrado. Pensaban que se iba a tapar ante la lesión y el fallo en Europa, pero lo cierto es que no para de exponerse y no guarda el reposo necesario para un deportista lesionado.
Ante el Atlético, Messi abandonó el terreno de juego sin dar explicaciones pese a que Busquets y Vilanova intentaron recibir algún tipo de información en su camino al vestuario. Después decidió ir de compras a Milán arrastrando una rotura de fibras y en los próximos días viajará hasta Qatar para un acto publicitario. Episodios ya vividos también durante la temporada como en el pasado mes de enero cuando decidió estar presente en un desfile de Dolce & Gabbana un viernes por la noche. Estas escenas del jugador que parece estar por encima del bien y del mal han provocado enfrentamientos entre jugadores del equipo azulgrana a raíz de algún intercambio de opiniones entre el argentino, Villa y algún que otro futbolista más.
Su comportamiento y actitud no son los que debe tener un líder al que han dado todos los galones dentro del vestuario y que no está sabiendo asumir el comportamiento de un número uno. Se lo han recordado, algo que no le ha sentado nada bien. Sus ganas de romper todos los récords, jugando todos los partidos y acumulando goles, le han llevado a no estar en el momento más importante de la campaña.
La lesión y la Champions le han cambiado
Tras el Parque de los Príncipes y, más aún, después del revolcón ante el Bayern, es otro. La lesión y la posterior eliminación ante el campeón alemán le han dolido. Además, parece que el misterio con el que se ha llevado la lesión hasta el pasado martes le ha pasado factura, provocando un distanciamiento del grupo, del día a día del equipo. Tras dos años sin problemas físicos, la aparición de molestias y la paliza recibida a manos del Bayern han descolocado por completo al argentino.
En un equipo plagado de estrellas que suelen tener un comportamiento plano y respetuoso con el grupo, llaman la atención los últimos movimientos del argentino. Esa pleitesía de hacer consultar, tanto a él como a su entorno si está o no en disposición de jugar, tampoco ha gustado en exceso. Juanjo Brau, su recuperador personal, tiene tanta voz como el propio técnico a la hora de decidir si juega o no, tal y como sucedió en la vuelta de las semifinales. Su extraña ausencia en el segundo partido frente al Bayern, cuando todo el barcelonismo le pedía ser el revulsivo en el inicio de la remontada, fue el punto de inflexión de algunos debates internos en el club, pero sobre todo en la caseta.
David Villa, el daño colateral
El gran damnificado de todo este movimiento no es otro que David Villa, que por cierto no está atravesando su mejor momento. Tanto él como su entorno creen que no están siendo justos con el asturiano, lo que le ha llevado a estallar en el vestuario en alguna ocasión. Algunos de los desplantes de Messi los ha sufrido en primera persona y en más de una ocasión ha respondido, como cuando le recordó que él era campeón del mundo y el argentino no. Esto llevó a los capitanes del equipo a recordar al resto del vestuario que la figura del mejor jugador del mundo es poco menos que intocable. Este movimiento ha provocado un distanciamiento del máximo goleador español con algunos de los pesos pesados del equipo.
Fuente: ElConfidencial - José Félix Díaz 16/05/2013
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