Desde que el fútbol es fútbol, se han cuestionado las decisiones acerca de las faltas y ese es un escollo que ni el reglamento ni la aplicación de las tarjetas para hacerse entender más allá de las barreras idiomáticas, se ha podido superar.
La Regla 12 del Reglamento FIFA acerca de las “Faltas e Incorrecciones” nos indica que “Se concederá un tiro libre al equipo adversario si un jugador comete una infracciones de una manera que el árbitro considere imprudente, temeraria o con el uso de una fuerza excesiva”. Hace ya varios años, que dejó de calificarse a las faltas como “intencionales” o no y desde ese pequeño e importante cambio en el reglamento, las mismas se clasifican esos mencionados tres tipos:
"IMPRUDENTE" (No recibe tarjeta): El jugador muestra falta de atención o actúa sin precaución al entrar a un adversario.
"TEMERARIA" (Debe recibir AMARILLA): El jugador realiza la acción sin tener en cuenta el riesgo o las consecuencias para su adversario.
"CON USO DE FUERZA EXCESIVA" (Debe ser EXPULSADO): El jugador se excede en la fuerza empleada, corriendo el riesgo de lesionar a su adversario.
El árbitro debe decidir muy rápido, y dice un dicho muy popular, que “es fácil hablar con el diario del lunes”. Es muy cierto, las cámaras facilitan la tarea de quienes juzgan la actuación del colegiado.
En el caso de Nani, levanta la pierna con un ímpetu desmedido, si se quiere, y va directamente al balón. En el momento de contacto con el mismo, es interceptado por Arbeloa, a quien no ve, por la posición en la que se encuentra y a quien acaba dejando una marca. Raya la imprudencia, pero aplicando el sentido común, que es lo que debe poner en práctica el encargado de impartir justicia, el futbolista debió ser amonestado con amarilla, por no considerar en ningún momento la posible aparición del adversario.
Arbeloa no podía prevenir que el rival quedaría con la pierna arriba, Nani no podía evitarlo una vez que estaba con su extremidad en alto, pero jugadas como esta hay miles por partido. No todas las faltas e incluso las lesiones generadas por un jugador sobre otro, son merecedoras de sanción, por la sencilla razón de que el fútbol es un deporte de contacto y quiérase o no, van a acabar tocándose.
Distinto es, el ejemplo que vino a la memoria de muchos en ese momento, lo sucedido con De Jong y Xabi Alonso en la final de la Copa Mundial FIFA de Sudáfrica 2010: en esa oportunidad el internacional holandés excede completamente la fuerza con la que carga sobre el pecho del español, corriendo el riesgo total de lesionarlo.
Reitero: una cosa es criticar la decisión de un ser humano que debe decidir en un minuto el futuro de una jugada, teniendo la posibilidad de ver la reiteración de la misma innumerables veces. Otra muy distinta, es negar los hechos y no saber catalogarlos con las apreciaciones más que explícitas que brinda el reglamento FIFA.
Las cosas como son: es incorrecto decir que la expulsión de Nani cambió el partido, porque desde el momento que el portugués se retira del campo, no se puede saber con certeza que hubiera pasado de haber seguido, pero además, por el hecho visible, de que luego de quedar con diez hombres, el United se envalentonó a pleno e intentó por todos los medios revertir una situación que salvaron una acertada defensa de Real Madrid y el portero Diego López.