Remontada merengue: El partido del 111

Un partido especial para el mundo futbolero por lo vibrante, por ser una final adelantada entre dos grandes equipos. Un partido especial para Cristiano Ronaldo, quien volvía después de tres años a la que fue su casa durante seis, y fue recibido como un héroe por toda la afición. Un partido especial para la afición del Manchester, que además de ver jugar del lado contrario a su hijo pródigo, celebraba a Ryan Giggs, titular en el que fue su partido número mil como profesional.

Mourinho colocó el mismo once que venció al Barcelona en el Camp Nou el pasado martes por copa del Rey, mientras que Ferguson, que en la ida en el Bernabéu (1-1), había sorprendido moviendo a Rooney de posición para colocar a un Wellbeck al que Real Madrid descuidó y acabó marcando el gol rojo a la salida de un córner, apostó esta vez por dejar al diez en la banca con la idea era apostar a retener fácilmente el balón en el centro del campo.

Los merengues comenzaron con un dominio claro, pero pronto, los Red Devils se acomodaron en el campo, apretaron líneas del medio hacia atrás y lograron revertir esa situación, jugando como pretendía su entrenador, aunque luchando constantemente con Xabi Alonso y Khedira, quienes lucharon como titanes por hacer llegar el balón arriba.

La presión generada por el dueño de casa, incomodó a un Real Madrid que contó apenas con una falta ejecutada por Cristiano Ronaldo que acabó en la barrera, y un disparo de Higuaín que acabó desviado. Poco, pensando en que los merengues debían ganar para clasificar, y en que el United, a pesar de tener menos el balón, tocaba mejor y tenía a un Giggs que con 39 años hizo unas carreras impresionantes por la banda derecha, donde a Coentrao se le hizo cuesta arriba marcarlo.

Varane, cada vez más consolidado en la defensa madridista, fue a la guerra con un tenedor, pero salió victorioso, por su esfuerzo, contra todos los embates de Wellbeck y Van Persi.

Sobre el final, Kaká debió ingresar pero no de la manera que Mourinho hubiera querido: Di María cayó sentido y se marcó a vestidores y el brasileño entró fresco, a tratar de subsanar la baja de uno de los hombres rápidos de Mourinho, que había comenzado por derecha y acabó por la izquierda, en esa constante rotación que cada día, le trae mejores efectos al merengue.

Lo vaticinó Ferguson: “Este partido no acabará en cero”… y tenía razón: en el complemento, ambos equipos salieron con las pilas cargadas y si bien se volvió a dar que el Madrid tuvo más la pelota, marcó primero, el que tocó mejor el balón, y fue el dueño de casa.

La jugada de la apertura del marcador la inició un error de Varane, acaso el único del francés en El Teatro de los Sueños. Nani se le escapó por la banda izquierda y lanzó un centro para Wellbeck que chocó en el cuerpo de Ramos y se coló por entre las piernas de Diego López.

Pero quedaban 40 minutos para la remontada y los merengues lucharían hasta el final por el pasaje a cuartos.

Manchester quedó con diez hombres tras la errónea expulsión de Nani: el portugués no estuvo acertado en una jugada temeraria que rayó la imprudencia, y acabó golpeando a Arbeloa, a quien no vio venir. Acabaron los dos en el suelo y al levantarse, vio una roja más que injusta, porque en ningún momento hizo uso excesivo de la fuerza, pues por su posición, no podía ver al español, quien tenía amarilla, lo que motivó que su entrenador aprovechara la volada para guardarlo y dar ingreso a Luca Modric, quedando con tres hombres atrás, y soltando a Khedira por la banda derecha para tener una mejor ofensiva.

Y la estrategia le dio resultado: El Madrid remontó en tres minutos.

Primero fue el croata, quien se escapó de Ferdinand hacia el extremo derecho del área de De Gea, y al ver venir a Vidic expreso, lanzó un disparo lejano y fuerte para dejar todo como al principio. Luego, Cristiano recibió por la izquierda un centro de Higuaín tras jugada perfecta de Ozil, y definió cruzado, para dar la victoria a los merengues frente a su ex equipo con un gol que por respeto no celebró, pero que muchos se encargaron de hacerlo por él.

Ferguson decidió entonces, dar ingreso a Rooney, quien poco pudo hacer ante el equipo de un Mourinho que decidió volver a los cuatro hombres en defensa tras el ingreso de Pepe, pero apostando aun, a tratar de convertir un tercer gol, que no llegó, por la mediación de De Gea.

Los dueños de casa no se resignaron y en varias ocasiones exigieron a un Diego López monumental esta noche, que evitó con muy buenas tapadas, que la meta del conjunto español volviera a ser vencida.

Un partido más que importante corolario de una semana grandiosa para un Real Madrid que celebra hoy 111 años, en la que venció dos veces a Barcelona por Copa del Rey y Liga Española y ahora, al Manchester United por Liga de Campeones.

Pero que ningún madridista piense que la décima ya está en la Casa Blanca. Queda mucho camino, y el equipo de Mourinho deberá cambiar muchos aspectos, para poder lograr el objetivo.