La llama olímpica, o fuego olímpico, es uno de los símbolos de los Juegos Olímpicos, y evoca el mito de Prometeo, quien había robado el fuego a Hefesto para entregarlo a los mortales. Durante la celebración de los Juegos Olímpicos de la antigüedad, en Olimpia, se mantenía encendido un fuego que ardía mientras duraran las competiciones, siendo esta tradición reintroducida en Amsterdam 1928.
Para esta edición, la Gran Sacerdotisa Ino Menegaki fue la encargada de proceder al encendido de la antorcha, invocando al dios Apolo en el Templo de Hera, usando un espejo cóncavo para reflejar los rayos del sol, como indica la tradición.
Entre los presentes, se destacaron el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), el belga Jacques Rogge, y el presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Londres-2012, Sebastian Coe, quien se compreometió a “proteger la antorcha, a apreciar su tradición y organizar un relevo que nos hará estar orgullosos. Con ella, levantaremos el ánimo y las esperanzas de la gente en toda Gran Bretaña y en todo el mundo”.
La antorcha iniciará un viaje de una semana a lo largo de Grecia, visitando cinco grandes sitios arqueológicos, incluyendo la Acrópolis, para llegar el 17 de mayo al antiguo Estadio Olímpico de Atenas, sede de los Juegos modernos de 1896, donde se le entregará a la delegación británica al final de una ceremonia nocturna.
Para cuando llegue a Londres, el mismo día de la Ceremonia inaugural y tras pasar por Irlanda, habrá recorrido cerca de 12.875 kilómetros, en 70 días.
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