Caracuel ha explicado que Málaga y Melilla tienen muchos lazos en común, "uno de ellos la gastronomía, que nosotros consideramos un elemento diferenciador del turismo". Además, las escuelas de hostelería de Melilla y de Benahavís conforman la Fundación Hispano Arabe de la Dieta Mediterránea, lo que se puede considerar un avance de esa colaboración entre la provincia y la ciudad autónoma.
La vicepresidenta ha destacado que la gastronomía es un reclamo turístico cada vez más importante, que complementa a la perfección otros segmentos, y que "es un arma eficaz para combatir la estacionalidad".
"Melilla y Benahavís, en buena parte gracias a sus escuelas de hostelería, son dos destinos ineludibles para quienes buscan una oferta gastronómica variada y de prestigio", ha afirmado Caracuel, quien ha apuntado que las señas de identidad de este sector son la innovación y la calidad, por lo que ha insistido a los alumnos la necesidad de reciclarse y de que continúen formándose.
Las recetas tradicionales de Málaga y Melilla convergen en numerosas ocasiones, a veces con nombres distintos, lo que prueba la conexión histórica entre ambos lugares. Es el caso de la manera de cocinar el pescado y el marisco, de la cazuela de patatas con rape o los boquerones en vinagre, entre otros muchos platos.
Según han informado desde la Diputación de Málaga , Melilla, la ciudad de las cuatro culturas, ha sabido sacar partido a lo mejor de cada una de ellas: cristiana, árabe, hebrea e hindú, lo que la convierte en "una auténtica joya gastronómica y explica el éxito de su escuela de hostelería", con una inserción laboral media de sus alumnos en los tres últimos años que supera el 75 por ciento a pesar de las dificultades de la economía.