16ABR17 – MADRID.- Mi rostro se ve algo ajado, es que ya tengo algunos años. Mi cuerpo no está cansado, siempre es joven, se siente feliz. Recuerdo una vez, que permanecí dos meses solo, sin más compañía que el silencio de la noche y del día. Me acompañaba un polvillo que entraba a través de la ventana y que afeaba aun más mi rostro. Era el tiempo de las vacaciones de verano.