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ENTREVISTA

Margarita Arroyo

Margarita Arroyo

Por Ángel Las Navas Pagán

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

Es una mujer de letras con una formación universal. Han sido varios los escritores que, a lo largo de la Historia han compaginado sus conocimientos científicos y su labor literaria. Mª Concepción Fernández Arroyo, Margarita Arroyo como autora, forma parte de ese elenco, mayoritariamente formado por hombres, y en el que ella ocupa, sin embargo, un importante lugar. Doctora en Farmacia, Psicoterapeuta, Perito Calígrafo Forense, ha cursado estudios de Magisterio y Piano y es una escritora de amplio espectro con abundante obra en todos los géneros, tanto en poesía como en narrativa y ensayo.

Actualmente es vicepresidente de la Asociación de Farmacéuticos de Letras y Artes (AEFLA), miembro de la junta directiva de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles y Directora de la revista cultural Pliegos de Rebotica. Es también entre otros cargos, miembro de la Academia Hispanoamericana de Cultura y Correspondiente de la Sociedad Científico Geográfica de Méjico, así como académica de número de la Academia de Poesía de Castilla-León, Juglar de la Academia de San Juan de la Cruz, Hija adoptiva de Fontiveros y Molinera Mayor de Campo de Criptana. Así mismo ostenta las Vicepresidencias de la Sección de Farmacia del Ateneo de Madrid y de Psicología de la misma institución. También es coordinadora de la Cátedra Cossío.

Entre sus libros publicados destacan:"Reducida a palabra" (1983), "El yelmo y sus adornos" (dos ediciones 19894 y 1985), "Sin mirar a los lados" (1988), "Trilogía de la palabra, el yelmo y la mirada" (1997), "El albarelo de la cruz lisada" (1999), "El hombre y Dios en la poesía de León Felipe" (dos ediciones, 2003 y 2005), "La gran aventura de León Felipe" (dos ediciones, 2006 y 2007),  "Ya nunca iremos a Constantinopla" 2010) y el presente libro," Ya nunca iremos a Constantinopla" en edición tetralingüe (2011).
Y estos son algunos de los premios que jalonan su carrera literaria:  "Francisco de Quevedo" 1984., "Hernán Esquío" 1985, "Premio AEFLA" 1986, "Minihicha de Oro" 1986, "Hucha de Plata" 1986 y 1988, "Alcaraván" 1988, "Searus" 2010 y  "Santa Teresa" 2011.
Además desde hace años, ejerce la crítica literaria en diversas revistas y habitualmente forma parte, como jurado, de diferentes certámenes literarios nacionales e internacionales tanto en prosa como en poesía.
Margarita Arroyo está incluida en varias antologías, entre ellas, las de "Las diosas blancas", "Litoral femenino"," Antología de la guitarra", "Mujeres de carne y verso", "Antología general de poetas españoles" y "La hora sagrada". Hay que añadir su participación como ponente en congresos y mesas redondas, y también numerosas lecturas poéticas y conferencias. Parte de su obra ha sido traducida al catalán, al árabe, al inglés y al italiano.
Su último libro presentado, "Ya nunca iremos a Constantinopla", traducido en este caso a varios idiomas, tiene un bello prólogo del conocido poeta Juan Van-Halen, libro que ha sido cuidadosamente publicado en la colección Julio Nombela de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles. Sus versos, en su mayoría muy breves y concisos, nos atraen intensamente por su mucho contenido de un perenne romanticismo con diversas ideas afines que calan en nosotros como una lluvia fina y persistente.
Margarita Arroyo no es solo una inspirada poeta, tiene también mucho de pensadora a veces con un agridulce fondo de melancolía pero también un sentido esperanzado y sensual de la vida. Sus versos atraen y hechizan con su clima  de enigma y misterio y nos dejan las huellas de un trasfondo de lo que habitualmente no nos planteamos.

La Entrevista

Amablemente contesta a mis preguntas:
- ¿Margarita, ¿cómo empezó y se desarrolló tu vocación literaria?
La prosa llegó después de la poesía; en realidad porque  mi amigo y maestro el  gran José García Nieto,  se empeñó en que lo hiciera a pesar de que yo estaba convencida de que era incapaz de  meterme en ello  y además no me interesaba desde el punto de vista de la creación aunque  sí y mucho,  como lectora. Sin embargo luego esta actividad ha sido tan frecuente en mí como la poesía y  en ella  me encuentro muy cómoda, porque es más fiel a mis llamadas que la labor poética. En cuanto a la poesía no recuerdo exactamente cómo ni por qué y supongo que en este momento  tampoco  encuentro una razón. Lo que sí me recuerdo es a los ocho años escribiendo unos versos amorosos absolutamente cursis en un cuaderno que me hice exprofeso. Quizá ese recuerdo me vacunó, porque prácticamente no he vuelto a escribir poesía amorosa.  Creo que crece con nosotros  lo mismo que  se respira o parpadeamos,  es algo innato y un tanto irracional en el escritor. Algo que no te planteas porque, al menos yo, no tengo la necesidad de reflexionar sobre ello. Está ahí. Y es suficiente. Lo malo es cuando pasa una temporada en la que no escribes y sientes la necesidad de hacerlo pero el verso no llega. De alguna forma lo sientes, intuyes su música, pero él está lejos y, recordando a Neruda, diré " y su voz no te alcanza".  Tienes el tema, estás deseando plasmarlo, pero esa lumbre que debe encerrar el poema no te es concedida y entonces es mejor escribir prosa o tirar la pluma, pero mantenerse fiel a la poesía. Yo nunca he podido escribir poesía cuando he querido, sino cuando ha querido ella y es ella quien decide siempre cómo y cuando.
En cuanto a su desarrollo creo que va aparejado con una forma de concebir la  existencia. Sentir.  Y vivir. Y leer. Y beberte la vida siempre que sea posible.

- ¿Qué poetas y escritores han influido en tu obra?
La verdad es que no sé si alguien ha influido en mi obra ni en prosa ni en verso.  Supongo que son muchos pero nadie en concreto, seguramente son los lectores quien han de decirlo. Lo que sí es cierto es que tengo grandes, enormes admiraciones que hacen que me sienta feliz y agradecida porque existan y yo pueda disfrutar de su obra.  En prosa me fascina sobre todo García Márquez, aunque no su última producción. Desde luego Cervantes y Azorín y Juan Rulfo y Proust y a veces Umbral  y Marguerite Yourcenar y...muchos más.  En poesía está Neruda y José García Nieto y Bodelaire y  Carlos  Murciano y Juan Van-Halen y León Felipe y Quevedo y Aleixandre y Machado y Miguel Hernández...Y tantos. Muchos. Afortunadamente muchos.
- ¿Qué representa para ti el mundo de la poesía y de la narrativa?
Es una patria.
- ¿Nos puedes decir algo de las características de tu obra en prosa y verso?
- En prosa trato de ser muy directa y clara. En el prólogo de  uno de mis libros digo que intento que no  "se me vea" en mis libros, que lo que me importa es el personaje, inventado o no, al que dé vida y en ese momento trato de ser quien esté creciendo en la obra y no yo.
Sin embargo en verso durante años escribí al principio de una manera muy clásica, pero, sin saber por qué y ante mi asombro, empecé a escribir de otra forma. A partir de entonces y  durante unos quince años, lo hice de una manera que a mí me parecía muy clara y evidente, pero que resulta que no era accesible para todos, quizá porque es muy simbólica y si no estás muy acostumbrado a leer poesía, comprendo que puede ser críptica. De esta época son mis cuatro primeros libros. Y, también sin poder evitarlo, escribo ahora de nuevo de una manera más transparente y diáfana, aunque echo de menos la etapa anterior. Y tanto en prosa como en verso intento sobre todo expresarme con una gran economía verbal, aunque en absoluto soy minimalista. Ni barroca. Y sin embargo en música, literatura y en arquitectura este me parece un estilo fascinante.
Lo que sí que trato en poesía es ser fiel a dos cosas que me parecen indispensables: sinceridad y necesidad. Y en cuanto a los temas, soy de la misma opinión de León Felipe; cualquier cosa vale, cualquier tema sirve para hacer poesía. Todo, mientras arda y haga fuego.
- ¿Consideras un desahogo del alma hacer poesía y escribir narrativa?
Desde ese punto de vista me parecen dos cosas muy diferentes. Incluso físicamente hay mucha diferencia. Decía Cela que para escribir poesía se necesitaba corazón y cabeza . Mientras que para escribir novela eran necesarios corazón, cabeza y culo. Es cierto. La poesía tiene algo de posesión, de arrebato, de ingreso en el misterio. Es algo rápido, tanto que si no escribes en el mismo momento en que te llegan esos versos, es  prácticamente seguro  que los pierdas para siempre. Se dice entre los poetas que "el primer verso siempre te lo da Dios". Y  a ver quién se atreve a hacer esperar a alguien tan importante. Esto me recuerda a Carlos Murciano al que el otro día le decía yo que él juega con ventaja porque a él Dios  se los da todos. Es curioso eso del primer verso, porque a veces te coge de improviso y sin pensar en absoluto en escribir en ese momento y ni siquiera sobre ese tema. Pero ahí está. Como un don. A veces al leer un poema espléndido se te queda en el ánimo un regusto como de milagro ante la existencia de algo tan bello y tan punzante.
Pero a lo que vamos, en cambio la prosa es algo que en general, te llega -cuando llega, claro- como un premio al trabajo y a la constancia. No hay más remedio que permanecer sentado a la espera de esa hora feliz. No se puede hacer como la poesía durante un paseo o en el descanso de una obra de teatro. Hay que estar "de guardia" y resistir a veces durante días sentándote mientras intuyes que el momento puede tardar mucho aún.
Sobre lo del desahogo por lo tanto, supongo que lo es más la poesía, aunque  creo que depende en gran parte del autor y del momento, porque también en la prosa de alguna forma hay una parte del escritor que se vuelca más o menos claramente. Y a veces con gran intensidad.
- ¿Qué nos puedes decir en tres líneas de tu revista Pliegos de Rebotica?
Que no es solo mía. Yo la dirijo, pero somos todos los componentes que somos farmacéuticos, quienes, con un amor y una entrega realmente grandes, la llevamos adelante. Es como una vocación para todos los colaboradores, tanto desde el consejo de redacción como por parte de los que publican en ella sus artículos y poemas. Es el medio de expresión de la Asociación de Escritores Farmacéuticos de Letras y Artes (AEFLA) y tanto esta, como la revista se vienen definiendo como un milagro por su capacidad de supervivencia y pujanza. De hecho, es la revista de corte cultural más antigua de España que sigue saliendo sin solución de continuidad. El nivel de sus colaboraciones es realmente alto y su presentación muy buena. Y tengo que decir que este milagro se mantiene gracias a la fundamental  ayuda del Consejo General de Farmacéuticos y de su actual Presidenta Carmen Peña.

- ¿Qué recomendarías a los jóvenes que se inician en la poesía?
Que vivan. Que sean ellos mismos. Que no  miren únicamente su ombligo. Y leer y leer. No para copiar un camino, sino para saber cómo  no quieren escribir.
- ¿Qué otras aficiones tienes aparte de escribir?
Casi todas. Incluidas mis profesiones con las que disfruto enormemente. La verdad es que me gusta divertirme de todas las formas posibles entre ellas la de trabajar. Me enredo con facilidad en todo porque todo tiene un punto de misterio o de placer o de curiosidad que me pueden. Esto de vivir tiene un algo que te envicia y si no puedes hacer tu vida más larga, sí que es importante hacerla más ancha. De manera que me es imposible no ir con los brazos abiertos intentando llegar a lo más posible. Y es que por mucho y muy intensamente que se viva, una vida no es suficiente para disfrutar de tanto como tenemos cerca, de aprender todo lo que nos gustaría saber o de querer tanto como desearíamos querer.  Supongo que volveré.

- ¿Cómo es Margarita Arroyo en casa, en bata y zapatillas?
- Ni me nombres lo de la bata que es algo que me horroriza y de las que solo se salvan aquellas de las películas de los años treinta, de lamé y abrasadora piel de largo pelo blanco que llevaban siempre las mujeres fatales. Y yo ni soy mujer fatal ni tengo una bata así, lo que en el fondo creo  que me produce un trauma. Qué le vamos a hacer. Aunque ya me imagino que no es literal tu pregunta. No sé en qué puedo diferenciarme de la cotidianamente callejera. Creo que ni siquiera soy diferente en mis distintas actividades. Soy la misma dando clase o dando una conferencia o  cocinando  o escribiendo o con amigos o tumbada en el sofá. Creo que en todo ello hay un denominador común que es ese gramo de locura que no me gustaría que me abandonase.  Quizá en lo físico es en que no me gusta sentarme y en casa o estoy de pie, que es lo más frecuente, o estoy tumbada, cosa mal vista en público a pesar de lo cómodo que es.
-Dos características tuyas

- El entusiasmo  y el amor. Permíteme otras dos, por favor: la capacidad de disfrutar y compartir.

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