El presidente del Gobierno, el vicepresidente y candidato socialista, José Blanco, Marcelino Iglesias y José Bono están analizando los pros y los contras de este anticipo con el que tratarían de minimizar los daños electorales que podría sufrir un PSOE ya de por sí menoscabado.
A favor del adelanto juega la baza de la Encuesta de Población Activa (EPA) que se publicará a finales de octubre y que el Ejecutivo cuenta con que sea positiva por la contratación temporal del trimestre veraniego. Los datos podrían ser usados como una prueba de que la economía española mejora y empieza a dejar atrás la crisis.
En contra de los comicios en noviembre pesa la necesidad de concluir las reformas económicas emprendidas, un asunto en el que Zapatero insiste una y otra vez. También influye la conveniencia de alejar en el tiempo el varapalo electoral del 22-M.
Uno de los primeros en manifestarse a favor del adelanto ha sido el presidente en funciones de Castilla-La Mancha, José María Barreda, que ha afirmado que "si la situación va a seguir siendo así de extraordinariamente complicada, tal vez adelantar las elecciones sea conveniente".
Ha explicado que "realmente" se habla de un adelanto electoral "de finales de noviembre a marzo" y que, desde esa perspectiva, "la diferencia es relativamente pequeña" por lo que es una "cuestión de oportunidad".